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Reportaje:

La historia perdida en Oriente

El informe definitivo de los peritos demuestra que sí se han destruido restos de valor

Vicente G. Olaya

"Han amputado un fragmento vital de la memoria histórica de Madrid", dijeron en su informe definitivo los profesores universitarios que revisaron, a petición de la fiscalía, los trabajos de excavación de la plaza de Oriente. El alcalde, José María. Álvarez del Manzano, replicó ayer, en una nueva visita a la obra: "Lo hallado no valía lo suficiente para conservarlo".

Con la primera frase, la pérdida de un pedazo de la historia de la ciudad, los peritos hacían referencia al hecho de haber "borrado las últimas huellas de lo que quedaba del Alcázar [de los Austrias], aunque no fueran éstas las partes más nobles del bloque de la Casa del Tesoro, derribadas desgraciadamente en el siglo XIX para abrir la plaza de Oriente". El texto pertenece al informe firmado el pasado 10 de octubre por Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos, catedrático de Historia del Arte Moderno de la Autónoma. Una opinión que coincide con la del otro perito del fiscal, el profesor titular de Historia Moderna de la Autónoma, Santos Madrazo.

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Sus informes fueron presentados ante los jueces que estudiaban el caso. Sin embargo, los magistrados determinaron que la destrucción de los restos, avalada por el equipo arqueológico que la llevaba a cabo, podía calificarse de controversia" y que no había pro pósito de determinar un daño al patrimonio"

Muralla árabe

En el informe de Madrazo se afirma que las excavadoras acabaron con "los cimientos (11 metros de largo por más de dos de ancho) de muralla de finales del siglo X o comienzos del XI; el conjunto de la Casa del Tesoro, de los siglos XVI y XVII, y la exedra [de Sabatini], del siglo XVII". Según este historiador, las máquinas se toparon también con "viajes de agua, con su arcas y cambijas manzanas de casas, plazas y calles enteras, la iglesia y convento de San Gil, una zona artensal, departamentos de la Administración del Estado, residencia de embajadores, artistas y oficios diversos, oficinas, biblioteca real y servicios varios de la Corte". Y continúa: "Mi valoración histórica coincide con que los restos hallados [y destruidos] constituyen un espacio único, emblemático, centro desde el que se tomaban decisiones mundiales, vital para resolver interrogantes trascendentales, para conocer el funcionamiento del Estado".Según Madrazo, un punto de vista "ahistórico, acientífico, positivista y clasista" fue el que primó en las excavaciones. "Considero", dice, "que la destrucción de ese conjunto se ha hecho en aras de una eficacia dudosa, de unos intereses de dudoso contenido social y de una propaganda política que bastardea y diluye cualquier análisis y objetivo social".

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Por su parte, Rodríguez Gutiérrez de Ceballos cree que se destruyeron "los restos de la parte oriental de la Casa del Tesoro, conservándose únicamente la atalaya árabe, como si el resto careciese de importancia. Que ante esta negligente imprudencia parece chocante, cuando no escandaloso, que se, haya promovido una polémica sobre si se debían mantener los vestigios. Escándalo que puede considerarse farisaico cuando ya se había establecido el criterio de derribar todo". El catedrático señala respecto al traslado de algunos elementos: "Salvar únicamente piezas de granito de jambas y dinteles de puertas y ventanas, sacándolos de su contexto murario y de la configuración de los espacios a que pertenecían, no parece un criterio muy apropiado".

Por su parte, Santos Madrazo recuerda que los expertos del fiscal "no fueron elegidos por éste, sino por la Universidad, en función de sus conocimientos especializados". El alcalde ayer disintió.

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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