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Tribuna:ARCO 97
Tribuna
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Paseo por las imágenes del mundo

En buena medida, el éxito de una feria internacional se aprecia en la cantidad de galerías extranjeras que acuden y en la calidad de lo mostrado en ellas. Por esta razón, en Arco, en los últimos años se fuerza su presencia invitando selectivamente a un grupo de galerías de un país determinado. Este año, más que un país se presenta todo un continente, del que han venido nada menos que 34 participantes. Numéricamente, la presencia extranjera es ligeramente superior á la de los últimos cuatro años; pero dejando de lado el pintoresquismo que supone las galerías de Rusia, Israel, Eslovenia o la República Checa, sólo cuatro países, Portugal, Alemania, Francia y Estados Unidos, a parte de los latinoamericanos, mantienen una presencia real, siendo preocupante que Reino Unido solo acuda con una galería y que de Bélgica, que fue generosamente invitada hace dos años, no haya venido ninguna.De todos estos países destaca la presencia de los portugueses, que, rompiendo un poco la tónica del conformismo de padre de familia que domina en la arena española, ofrecen los únicos toques vanguardistas. Aunque un poco a destiempo y en algunos casos con cierto ingenuismo candoroso, en las galerías portuguesas se ven, de manera generalizada, construcciones, instalaciones, objetos transformados y obras en formatos y materiales poco convencionales. Las galerías alemanas presentan obra de sus artistas actuales más consagrados, una impresionante pieza de Ulrich Rückriem en Bärbel Grásslin es el mejor ejemplo, pero también muestran arte internacional e incluso, como es el caso de Adriana Schmidt, traen artistas españoles. Los franceses, conocedores de la mecánica del negocio del arte desde hace siglos vienen, por lo general, con piezas clásicas de pequeño formato, reivindicando la idea de su anterior hegemonía y recordándonos que Picasso, Miró o Julio González confiaron sus trabajos a marchantes parisienses.

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"El arte es tan aburrido..."

Decadencia

La incipiente decadencia y la carencia de ideas con fuerza plástica del último arte norteamericano se hace evidente en las galerías de Estados Unidos y se acentúa con el contrapunto que ofrece la Pace Wildenstein, que, como es habitual, ha traído obras de los maestros americanos de hace 30 años: Dan Flavin, Donald Judd, Claes Oldenburg, Agnes Martin y hasta un mediano cuadro de Rothko, sobresalen del conjunto.Dada la pluralidad de sus procedencias, desde México a la Tierra de Fuego, las galerías de Latinoamérica forman una especie de caleidoscopio en el que cientos de granitos multicolores conforman la silueta de una figura. Esta silueta determina el perfil y los rasgos del arte latinoamericano, aunque sea desde el punto de vista de sus galeristas. Hay que reconocer que su presencia ha supuesto un balon de oxígeno al aburrimiento de la feria. Esta presencia obliga a plantear algunas reflexiones, ya que el principal interés de las obras que muestran estas galería radica fundamentalmente en el descubrimiento de su identidad estética, en la evidencia de que existen unas características que hacen a este arte inconfundiblemente latinoamericano. Cuando en todo el mundo estarnos sufriendo la globalización dirigida por Estados Unidos y el adiestramiento en sus cánones estilísticos los jóvenes artistas de México, Cuba, Brasil o Argentina, por mencionar solo cuatro países con una potente tradición plástica, hunden sus raíces en la mezcla de sus culturas aborígenes, africanas, hispanas y criollas. Con un lenguaje, moderno, vanguardista incluso, trabajan unas obras llenas de creatividad que reflejan la pervivencia de sus mitos, temas, formas, colores, así como sus particulares maneras de componer, narrar y expresarse, dotadas de una sensualidad y un vitalismo característicos.

El dolor, la muerte, la enfermedad o la sexualidad, siendo temas universales, tienen en estos artistas una peculiar manera de ser sentidos, entendidos y expresados a través de unas prácticas de raíz religiosa y ritual. Los recursos para sobrevivir ante una naturaleza indómita generaron mitos. En muchas de las obras expuestas se encuentran pájaros, serpientes, flores o chumberas que nos descubren otras geografías cartografiadas a través de estas obras.

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