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Variedad de maniobras

, Según lo estipulado en su contrato, Stéphane Lissner posee el control absoluto de la programación del Teatro Lírico. Lo que no significa que tuviera el poder. Según el relato de algunos miembros del patronato, el poder efectivo del Teatro Real descansa en las manos de Tomás Marco, con el plácet del secretario de Estado Miguel Ángel Cortés.El director del INAEM participa en los dos órganos principales encargados de la toma de decisiones: es miembro del patronato, junto a otros 14 miembros -nueve del Ministerio de Cultura y seis de la Comunidad de Madrid, en proporción a la financiación, que corresponde al ministerio en un 72,5% y a la Comunidad en un 27,5%-; y forma parte del Comité Ejecutivo de la fundación, integrado además por la ministra Esperanza Aguirre -que no suele asistir- y por Eduardo Casanueva, en representación de la Comunidad de Madrid.

Cuando la ex directora del Real, Elena Salgado, fue destituida de su cargo, Cultura decidió suprimir su puesto invocando el ahorro propugnado por el Gobierno. El comité se redujo así de cinco a tres miembros, dando más poder a Marco, que asumió de hecho las funciones de la desaparecida Dirección General de la Fundación Teatro Lírico.

Las maniobras para desestabilizar a Lissner han sido variadas, agregan las fuentes consultadas. Desde la escasa atención a sus propuestas más personales -óperas de una hora, música para los jóvenes...- hasta la falta de iniciativas para sacar los abonos a la venta o buscar financiación privada, pasando por el contencioso suscitado en tomo a la elección de la orquesta. Cuando Lissner negociaba con la Sinfónica de Madrid (OSM) y se inclinaba por la batuta del joven Víctor Pablo Pérez, Marco apostó por Rafael Frühbeck de Burgos y la Orquesta Nacional de España (ONE). La solución final tomada por el patronato fue salomónica: se contrata -aún está pendiente de firma- a la OSM, pero se cuenta con la ONE para la inauguración y tres días más. La decisión se tomó después de que Frühbeck cuestionara el título de la inauguración -La vida breve, de Falla-, desmarcándose así de las tesis de Marco y Cortés. Marco quedó en mala situación ante el patronato y Frühbeck se cayó del cartel.

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