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Educación plantea recortar plazas en junio y ofrecerlas, tras la selectividad de septiembre

El ministerio no asume la reforma propuesta por el Consejo de Universidades

, El Ministerio de Educación baraja la creación de una selectividad con repesca. Si prospera esta fórmula, planteada públicamente la pasada semana por la ministra, Esperanza Aguirre, las universidades tendrían que reducir sensiblemente su oferta de plazas en junio -con la consiguiente elevación de la nota de corte, la puntuación mínima para conseguir plaza- y reservar un cupo para un segundo examen en septiembre. Aunque la ministra no dio mayores precisiones, esta repesca ya no sería general, sino específica para cada facultad, y a ella podrían presentarse los aprobados en junio que no hayan obtenido puntuación suficiente para la carrera deseada y aquellos otros que superen la selectividad en la convocatoria de septiembre.El Consejo de Universidades, que en noviembre envió al ministerio una propuesta de reforma de la selectividad elaborada por una ponencia especial, ha visto descartados sus postulados. El ministerio no ha dado aún respuesta oficial alguna, pero responsables del departamento que dirige Esperanza Aguirre consideran que una selectividad especializada según los bloques de carreras, aunque racional, sería de aplicación demasiado compleja y daría lugar a la creación de las llamadas marias variables, aquellas asignaturas del bachillerato que el alumno iría dejando de lado por su menor peso en su futura selectividad.

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Criterios de corrección

Educación renuncia ahora a reformar a fondo el sistema de acceso a la universidad y, aunque aún tardará en llegar una decisión en firme, se inclina por reforzar la objetividad en la corrección de los exámenes, en la línea de la anterior Administración, y dar una segunda oportunidad a los aprobados excluidos de una determinada carrera mediante el controvertido procedimiento de redistribuir las últimas plazas en una repesca especializada.

Esta idea, esbozada por Esperanza Aguirre el pasado miércoles, en el programa Los desayunos de Radio 1, de Radio Nacional, recoge los planteamientos del diputado del PP Andrés Ollero, que fue portavoz de Educación del partido en la anterior legislatura. Ollero propuso esta vía de reforma en su artículo "La Universidad en lista de espera", incluido en el volumen La hora de la Universidad española, recientemente publicado por el Instituto de Estudios Económicos.

Expertos universitarios consideran que la simple redistribución de las últimas plazas de cada facultad o escuela universitaria puede generar tantos o más problemas de los que solucione, sobre todo, teniendo en cuenta que actualmente, pese a la fuerte presión demográfica y el correspondiente desajuste entre oferta y demanda de plazas, ocho de cada diez estudiantes cursan las carreras que han elegido en junio como primera o segunda opción.

En primer lugar, se elevaría la nota de corte, la mínima calificación que otorga plaza en cada carrera. En consecuencia, un porcentaje de estudiantes (aún no determinado, pero que podría oscilar entre el 25% y el 10%) que con el sistema antiguo habría entrado en una facultad, se quedaría fuera en junio y se vería obligado a competir de nuevo en septiembre con aspirantes de inferior rendimiento en la selectividad general e incluso con quienes en junio hubieran suspendido la selectividad, COU o 2º de bachillerato. Teniendo en cuenta que sólo la mitad de los alumnos del actual COU aprueba en junio, la repesca sería con toda probabilidad competidísima.

Además, al tratarse de exámenes específicos de cada facultad, se multiplicarían las pruebas, se complicaría notablemente su organización y se incrementaría el riesgo de arbitrariedad local en la adjudicación de plazas. También podría provocar una especialización no buscada entre los estudiantes de bachillerato, algunos de los cuales irían directamente a por la repesca, en la que, previsiblemente, ya no contaría el expediente académico.

Descenso demográfico

Pero pasarán al menos dos cursos antes de que vea la luz cualquier modificación que no sea un simple retoque técnico. A favor de la espera juegan las expectativas demográficas. Según las previsiones del Instituto Nacional de Estadística, este año cumplirán 18 años unos 600.000 españoles; en el 2001, apenas 500.000, y en él 2005, unos 415.000. Es decir, las plazas serán cada vez menos disputadas. De hecho, algunos expertos son partidarios de tocar la selectividad lo mínimo imprescindible y dejar que el bajón demográfico desactive poco a poco el rechazo social.

El ministerio se ha comprometido con los representantes estudiantiles a que, en los próximos exámenes de selectividad, los alumnos dispondrán de 15 minutos suplementarios para leer los cuestionarios antes de que empiecen a contar las dos horas concedidas para realizar cada ejercicio. Asimismo, los exámenes llevarán expresamente indicados los criterios de corrección. Una vez realizadas las pruebas, los profesores se reunirán para afinar y homogeneizar al máximo estos criterios. Una de las medidas que todavía es analizada es la doble corrección de exámenes en materias como la literatura o la filosofia, en donde hay un mayor margen de subjetividad por parte del profesor. Mejoras técnicas de las pruebas como las descritas gozan de apoyo general, lo que no sucede con la alternativa de la repesca.

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