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Francisco Ayala logró convertir su homenaje en una fiesta

Recibió la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes

"Hace años, con estas cosas, cuando la gente hablaba de mí, delante de mí, sentía un poco de embarazo, de cortedad. Hoy día, a la edad que tengo, me retraigo y hago como que están hablando de otro. Y quizá efectivamente sea así porque la vida nos va cambiando y tal vez esa persona ya no existe. Igual a ese que escribió aquellas cosas puedo admirarlo yo". Francisco Ayala logró convertir su homenaje en una fiesta.

El acto, celebrado anoche en el Círculo de Bellas Artes, de Madrid, estaba concebido como expresión de rendida admiración a Ayala por parte de sus críticos Rosa Navarro Durán, Carolyn Richmond, Andrés Arnorós y Arturo Ramoneda, pero el nonagenario escritor, que también recibió la Medalla de Oro del Círculo, no lo permitió.Hubo admiración encendida. Amorós habló de su lucidez, de su independencia -"siempre fue por libre tanto en la política como en la literatura", dijo-, de su sensatez, de su inteligencia apabullante, de su sereno pesimismo, de su lirismo y de su carácter, luego desmentido por el propio implicado, de aguafiestas.

Rosa Navarro, crítica y profesora, definió el placer de ejercer la crítica cuando "el hombre al que se lee es un humanista: su actitud es ejemplar, a Ayala se le puede oír y se le puede leer, sabe vivir con elegancia y da muestras continuas de sentido común". Más tarde, en el debate, el escritor también desmintió eso: "¿Sentido común? Aspiro a tenerlo y eso molesta a la gente porque la gente tiene ideales, y eso es una cosa terrible".

Arturo Ramoneda trazó un dibujo acerca del Ienguaje sugeridor, imaginativo que da forma a uno de los universos morales y estéticos más coherentes del siglo". Ayala, dijo, hace una radiografía contenida, humorística del presente y del pasado español y latinoamericano, extrae todos los acentos originales de las vanguardias, y representa la vida humana haciendo entender su sentido.

La última ayalista participante, su amiga de muchos años Carolyn Richmond, habló del último libro de Ayala, un volumen en miniatura de 500 páginas que ha publicado Alfaguara como homenaje al escritor. Se llama De mis pasos en la tierra y toma el título de un verso del Tenorio. "Este cofrecillo es una autobiografía ficticia, desde las equivocaciones de la infancia en Granada a su vuelta a Sevilla, y su paso por Roma, Berlín, Nueva York, Egipto", explicó Riclimond.

Ayala asistía tranquilo a los discursos. Cuando acabaron, el editor Juan Cruz le preguntó: ¿Qué le divierte ahora? "Bueno, Proust sigue divirtiéndome bastante. La literatura de entretenimiento no me entretiene nada". ¿Y el cine?, inquirió Amorós. "Cuando está en la línea de Proust, sí". ¿Mandan más las mujeres que los hombres? "Tienen más presencia, más aplomo". ¿Manda más Botella que Aznar? "¿Ésos quiénes son?".

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