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Gran presión sobre Clinton para levantar el embargo de armas a Latinoamérica

Bill Clinton se ve sometido a una intensa presión para que levante el embargo de armas norteamericanas a los países de América Latina. A los políticos, militares e industriales que sostienen esa causa desde hace meses, se les ha sumado esta semana Warren Christopher, el secretario de Estado saliente. Christopher, hasta ahora partidario del mantenimiento del embargo de aviones, misiles y otras armas costosas, se ha adherido a las tesis del también saliente secretario de Defensa, William Perry.

Los dos han enviado un informe conjunto al presidente solicitándole que cambie la política adoptada por la Casa Blanca hace dos décadas, en pleno florecimiento de las dictaduras militares en América Latina.Clinton, reiteró ayer Mike McCurry, el portavoz de la Casa Blanca, no ha tomado todavía ninguna decisión. No obstante, McCurry precisó que el presidente es sensible a los dos argumentos empleados por Christopher y Perry: los países latinoamericanos, con la excepción de Cuba, son aliados de EE UU que caminan hacia la democracia, por lo que no existe ninguna razón para que sean discriminados; el levantamiento del embargo supondría un buen negocio para, la. industria norteamericana.

"A los fabricantes se les hace la boca agua ante la perspectiva, de vender armas a América Latina", declaró ayer a este periódico David Eisenberg, del Centro para Información sobre Defensa, de Washington. Con el apoyo del Pentágono, de la mayoría republicana del Congreso y, desde esta semana, de Christopher, el lobby de los fabricantes repite que los países latinoamericanos, empezando por Brasil, Argentina y Chile, que sufrieron hasta hace unos años dictaduras militares, son países democráticos a los que hay que dejar que adopten sus propias decisiones. Y si una de ellas es moderniza r sus Ejércitos, ¿por qué debe oponerse Washington? ¿Por qué no aplicarles los mismos criterios que a las democracias de Europa occidental? ¿Por qué dejar los mercados latinoamericanos a otros proveedores como Rusia y Francia?

Pero Clinton recuerda todavía los argumentos empleados hasta hace poco por Christopher: el levantamiento del embargo provocaría una carrera de armamentos en, América Latina en un momento en que esa región del mundo necesita concentrar todos sus esfuerzos en la creación de infraestructuras y en satisfacer las necesidades de sus poblaciones en materia de salud y educación. La posibilidad de comprar aviones y misiles se traduciría en enfrentamientos entre las autoridades civiles y los militares sobre el destino de los magros presupuestos nacionales.

"Levantar el embargo", declaró a EL PAÍS Robert White, ex embajador norteamericano en Paraguay y El Salvador y presidente del Centro para Política, Internacional de Washington, "es una malísima idea. Pero la principal responsabilidad recae en los dirigentes democráticos latinoamericanos. Si no quieren gastar fortunas en armas de alta tecnología, si piensan, y con razón, que ello su pondría quitar dinero de otra áreas más necesitadas, deberían llegar a un tratado regional que es tableciera sus propios criterios y límites en materia de armamentos. Ningún país lationamericano tiene una seria amenaza que justifique la compra de aviones y misiles de la última o penúltima gene ración".

No faltan en el Departamento de. Estado los que piensan que rivalidades regionales, como las de Perú y Ecuador, Colombia y Venezuela o Chile y Argentina se convertirían en explosivas en caso de rearme masivo de los respectivos Ejércitos.

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