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Reportaje:VIROLOGÍA - INMUNODEFICIENCIA

Nuevas claves sobre el mecanismo de infección del sida

El reciente descubrimiento de las quimioquinas, unas moléculas con acción antiviral, y de los correceptores implicados en la entrada del virus del sida en la célula renuevan la esperanza de encontrar una vacuna eficaz contra el sida. ¿Por qué un número reducido de prostitutas africanas que tienen contacto diario con personas afectadas por el sida parecen ser resistentes a la infección? ¿A qué se debe que algunas pocas personas infectadas por el virus de sida (HIV) no desarrollen la enfermedad?

Éstos son algunos de los misterios sin resolver a los que se enfrentaron recientemente en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) unos 70 especialistas de sida. Afirman algunos científicos que el cono-cimiento de estos mecanismos serviría como base para el desarrollo de una vacuna, ya que se sabría qué componentes del sistema inmune hay que estimular.

Pero, ¿realmente el descubrimiento de una vacuna es tan sencillo? El profesor alemán Gerhard Hunsmann, del Deutsches Primatenzentrum, confiesa que hasta ahora han tenido grandes dificultades. La búsqueda de un modelo animal fiable, que se infecte por el virus del sida y en el que, además, se desarrolle a enfermedad no ha sido fácil. El macaco ha pasado las pruebas de aptitud con creces: se puede infectar con un virus genéticamente muy emparentado con el VIH y, además, la enfermedad aparece más rápidamente que en los humanos. Se han probado varios tipos de vacuna en estos animales y se ha conseguido su inmunización frente al virus.

Esperanza

Los componentes principales de estas vacunas son las proteínas de la cubierta del virus. Pero los resultados no son del todo convincentes, ya que la protección desaparece a los pocos meses de la inmunización y sólo es efectiva frente a virus genéticamente muy emparentados con el virus con el que se preparó la vacuna. No obstante, el reciente descubrimiento de los correceptores y las quimioquinas, unas moléculas que interaccionan de manera específica con los anteriores, ha reavivado la esperanza del descubrimiento de una vacuna eficaz.Richard Koup, del Aaron Diamond AIDS Research Center, detectó en los linfocitos de personas que, aunque están expuestas al HIV continuamente, no se contagian, un alto contenido en quimioquinas. La acción antiviral de éstas protege frente a la infección del HIV. El mecanismo de acción de las quimioquinas descubiertas se está comenzando a esclarecer: el HIV infecta las células T helper, macrófagos y células dendríticas a través del receptor CD-4, una estructura presente en la parte externa de todas estas células. Pero hace tiempo que se sabe que para la total infección se requería otro componente. Por tanto, todo este tiempo se ha tratado de aislar un correceptor que estuviera también implicado en el proceso de entrada del virus a la célula. En los últimos meses se han aislado estos receptores adicionales. El correceptor aislado en los macrófagos es diferente al de las células T. Esto podría explicar el fenómeno de que algunas líneas de virus sólo infectan macrófagos y otras, sólo células T. Las quimioquinas interaccionan con los correceptores y su acción antiviral probablemente se deba a que impidan el acceso del virus HIV a los correceptores.

Según Hunsmann esta nueva línea de investigación proporciona dianas para las que se puede tratar de desarrollar antivirales nuevos. Esto frenaría la infección en sus inicios y no permitiría la entrada del virus en la célula. El científico alemán especula, que si se lograra bloquear la replicación del virus con la ayuda de quimioquinas en personas ya infectadas cuyo sistema inmune aún puede combatir el virus, se obtendría una inmunización natural, que se podría denominar vacunación. Hay resultados de los modelos animales que apuntan en esa dirección.

Sin embargo, el éxito no está asegurado. Hace unos años, cuando se descubrió que el virus penetraba en la célula a través del receptor CD-4, se fabricaron drogas que bloqueaban a éste. Aunque in vitro eran funcionales, nunca se logró que lo fueran in vivo. Podría volver a ocurrir lo mismo. Además puede ser que los correceptores de los modelos animales no se correspondan con los de los humanos. Por último, se sospecha que aún quedan muchas quimioquinas y correceptores por descubrir.

Resistencia genética

Otro reciente descubrimiento es el de la existencia de personas que son genéticamente resistentes al virus. Forman una fracción muy pequeña de la población, que probablemente no llegue al 1%. Ya se ha identificado un marcador genético que se correlaciona con esta resistencia total, pero habrá probablemente más. Esta anomalía genética da lugar a un correceptor defectuoso, pero la gente que presenta este defecto es completamente sana.

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