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La ausencia de Clinton desluce la Cumbre de las Américas en Bolivia

Juan Jesús Aznárez

La inasistencia del presidente norteamericano, Bill Clinton, a la segunda edición de la Cumbre de las Américas, que comienza hoy en Santa Cruz (Bolivia) con el desarrollo sostenible y la pobreza como temas centrales, ha dolido a sus organizadores latinoamericanos y ha determinado en buena medida otras notables ausencias: se excusaron los jefes de Gobierno de Colombia, Ecuador, Costa Rica, Guatemala, República Dominicana y Venezuela. También con la "agenda muy cargada" no asisten los titulares de varios organismos multilaterales ni Butros Butros-Gali, secretario general de la ONU.

ENVIADO ESPECIAL, "Cuando Clinton convocó la cumbre de Miami hace dos años, todos acudieron rápidamente. Nadie tenía entonces la agenda cargada", se lamentaba un funcionario boliviano.Sustituyendo a Clinton, acude a Santa Cruz el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, pero su fugaz estancia hoy de apenas siete horas en esta tórrida ciudad de 700.000 habitantes ha obligado a un adelanto en la firma de la declaración final de una cumbre que reúne a 34 naciones de un continente de 745 millones de habitantes con abismales diferencias sociales, económicas y políticas.

El producto interior bruto (PIB) de Estados Unidos supera los 7,2 billones de dólares, en tanto que Haití apenas suma 1.769 millones y Nicaragua 3.358 millones de dólares; EE UU exporta 575.000 millones de dólares al año, y Bolivia, 985 millones. Aunque no participa Cuba en la reunión, al ser expulsada de la OEA en la década de los sesenta, varios murales callejeros reclamaban su presencia: "Qué venga Fidel", "¿Dónde está Fidel?".

Antonio Araníbar, ministro de Asuntos Exteriores de Bolivia, país anfitrión, trató de restar importancia a las ausencias subrayando que "lo importante es que durante el proceso de elaboración de los documentos y de la agenda de la cumbre sí estuvieron presentes todos los países del continente bajo la supervisión de la OEA". Los que no faltan son los comentaristas desanimados: "¿Traerán plata?", se preguntaba uno de ellos en la prensa local. "Por que a ello se reduce todo. Clinton no vino, entre otras razones imaginables, porque sabía que muchos acudirían por ayudas. Y sin él, a excepción de Canadá, será una reunión no sólo de pobretes, sino de pobres de solemnidad, con sus países abrumados por una deuda externa de 560.000 millones de dólares, gran parte de los cuales se desplazaron a los bolsillos de las oligarquías nativas", se contestaba.

Siendo tan grandes las diferencias nacionales eran inevitables los choques en las reuniones preparatorias de la cumbre. Los países más necesitados pugnaron por la inclusión de la pobreza y los desequilibrios sociales en el debate y documento de conclusiones sobre desarrollo sostenido, mientras que EE UU abundaba en el compromiso de políticas sobre prevención de la contaminación, biodiversidad y energía. Según Eduardo Gamarra, director del Centro para Latinoamérica y el Caribe de la Universidad Internacional de Florida, EE UU aceptó incorporar la pobreza en la declaración de principios, pero impone en el plan de acción los asuntos ambientales.

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