"Se van a matar por la comida"
Una docena de plátanos es capaz de causar un tumulto grave entre los refugiados de Minova, que se pelean por ellos. Llegan hasta aquí tras casi cuatro semanas de penosa caminata, alimentados por granos de maíz y patatas. Nadie les recibe en la aldea de Minova. No hay socorro humanitario ni galletas hipernutritivas. El primer puesto está a 10 kilómetros.El general canadiense Maurice Baril, que ha visitado la zona banyamulenge para evaluar la situación en Zaire, calificó de "arriesgada y peligrosa" la operación prevista de lanzamiento de ayuda humanitaria en paracaídas.
El padre carmelita español Luis Hernández Bueno, que ayer salió de Bukavu, en el sur, junto a 10 monjas -al menos tres de ellas españolas- de la orden del Divino Maestro, es rotundo: "Lo único que van a conseguir es que la gente se mate por la comida. Ese tipo de operación sólo sirve para acallar la mala conciencia de la comunidad internacional".
En Bosnia-Herzegovina, Estados Unidos lanzó alimentos en cuatro enclaves musulmanes: Bihac, Srebrenica, Zepa, Gorazde y Maglaj. Algunas personas murieron, al meterse en campos de minas. Otras perecieron aplastadas por los paquetes. Los serbobosnios acusaron a EE UU de lanzar armas junto a la comida. Ése es también el temor del Gobierno de Zaire. Las autoridades de Ruanda tampoco quieren alimentos llovidos desde el cielo. Dicen que es perder tiempo y dinero, que éste debe invertirse en integrar a los retornados.
Un asesor del vicepresidente y ministro de Defensa de Ruanda, Paul Kagame, que es el hombre fuerte del país, acusó ayer al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) de inflar las cifras de refugiados en Zaire y calificó a las ONG que trabajan aquí de "industrias humanitarias". Ruanda también teme que algunos países, como Francia, aprovechen la misión aérea para armar a los interahamwes. No sería extraño. Lo hicieron cuando estaban en el Gobierno y cuando se encontraban en el exilio gobernando los campos de refugiados de Zaire.
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