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"La universidad debe destruir mitos, no crearlos", dice el historiador Mosse

El profesor exalta la necesidad de una mente crítica

Juan Arias

El célebre historiador George Mosse, que a sus 78 años sigue enseñando en la Universidad de Madison (Wisconsin) tras haberlo hecho en la de Jerusalén, acaba de lanzar en Roma una de sus clásicas, provocaciones con los ojos puestos en los jóvenes estudiantes: "La Universidad debería destruir mitos, no crearlos". A su parecer, lo peor que puede pasar a los jóvenes de hoy es que, en una sociedad en que parece que todo se desmorona, corran en pos de certezas y de seguridad, ya que de ahí el paso al racismo y al fundamentalismo es muy pequeño.Mosse ha sido la estrella en el congreso sobre "el uso político de la historia" que se acaba de celebrar en Roma entre historiadores italianos y alemanes, promovido por la Fundación Lelio Basso y el Goetthe-Institut.

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En la capital italiana se reunían en ese momento, en la conferencia de la FAO, jefes de Estado y de Gobierno en busca de soluciones y certezas para el Tercer Mundo hambriento. Dos grandes líderes de masas, Juan Pablo II y Fidel Castro, se estrechaban la mano, mientras el guru del capitalismo italiano, Gianni Agnelli, y los purpurados más conspicuos de la curia romana se rifaban al último comunista intransigente del siglo.

Certezas y cultos de masas

En esa Roma fuerte y eterna, el historiador Mosse, en una conversación con el diario La Repubblica, recogida por Vanna Vannuccini, alertaba a los jóvenes estudiantes que tendrán en sus manos la sociedad del 2000 para que no se dejen atrapar por mitos, certezas y cultos de masa.Según el historiador, "hoy los abogados del uso de la fuerza son sólo los fundamentalistas, no importa cuáles: cristianos, judíos o islámicos". Y puso un ejemplo: "Tomemos la derecha cristiana en Estados Unidos. El fundamentalismo protestante es muy rígido, con su insistencia sobre los valores de la familia, que después traiciona tranquilamente en la práctica. Se trata de una increíble hipocresía de la que la gente no se da cuenta".

¿Cómo defenderse del peligro de dichos fundamentalismos que desembocan en racismos y fascismos de todo tipo? Para Mosse, autor de La nacionalización de las masas, que cambió radicalmente la forma de interpretar el fascismo y el nazismo, existe un único remedio: "Que las escuelas y universidades destruyan los mitos en vez de crearlos; que formen mentes críticas. Por eso, yo incito siempre a mis estudiantes a que me interroguen, a que no tomen nada por descontado, ni si siquiera lo que les enseñarnos".

Y añade a la periodista y escritora de Repubblica: "Como habrá podido comprender, soy muy contrario a enseñar valores, una tendencia que está hoy de moda en los Estados Unidos. O mejor, hay que enseñar valores a los jóvenes, pero el primer valor es una mente crítica. Sólo cuando un joven se haya formado una mente crítica podrá buscar sus propios valores".

Casi un eco de lo que en España dice el filósofo Fernando Savater, quien opina que el problema no es que los jóvenes estén olvidando los valores, sino que se les inculca demasiados.

Mosse pone en guardia a los jóvenes estudiantes sobre la peligrosidad de "dejarse arrastrar por el entusiasmo de los movimientos de masas". Y cuenta una anécdota de su adolescencia: se escapó, a escondidas de su padre, que era un editor judío de Berlín, a un mitin de Hitler y sintió, aunque con vergüenza, un fuerte sentido de identidad y de fuerza con los jóvenes nazis. Y comenta: "En esos momentos, sabes quién eres".

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