Un nuevo golpe al corazón de la alta burguesía de Bilbao
El secuestro de Cosme Delclaux, dirigido al corazón de la alta burguesía financiera e industrial bilbaína, es, por extensión, un duro golpe al empresariado que se- resiste al chantaje y a las amenazas de ETA. La patronal vasca Confebask, pese a observar con inquietud la impotencia policial y política para poner término a esta serie de secuestros, reiteró ayer su firme "voluntad de seguir al frente de sus empresas".
Las soterradas reacciones registradas en esos ambientes tienen en común el desaliento y la exasperación. El miedo se extiende en esos círculos porque tras el secuestro de Julio Iglesias Zamora y ahora de Delclaux ya no se puede ignorar que cualquier familiar de un cualificado empresario puede ser víctima de un secuestro.
El golpe al empresariado asentado en Neguri, en su día símbolo del poderío económico concentrado en Vizcaya, es doblemente significativo porque ha sido asestado contra una de esas familias. que, al contrario que otras muchas, optaron por resistir la presión violenta y seguir en Euskadi.
El secuestro y ases mato en 1977 del financiero Javier Ybarra Bergé fue el primer aldabonazo en una comunidad progresivamente más encogida, que después padeció los secuestros de Enrique Lipperheide, Juan Pedro Guzmán, Andrés Gutiérrez Blanco y Delclaux.
ETA, desde la seguridad de haber mantenido sus zulos (escondites) a salvo de la policía durante el último trienio, vuelve a exhibir, por segunda vez en este año, su capacidad para, mantener dos rehenes a la vez.
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