Manuel Rivas: "La imaginación y la inventiva funcionan mejor que la Galicia real"
El escritor gallego obtiene el Premio Nacional de Narrativa por 'Qué me queres, amor'
"Siento como si se me hubiese caído encima el peso del mundo. El de que a partir de ahora voy a tener que estar a la altura de esto". Así resumía ayer su estado de ánimo Manuel Rivas (La Coruña, 1957), tras conocer que el Premio Nacional de Narrativa -otorgado por el Ministerio de Cultura y dotado con 2,5 millones de pesetas- había recaído en su última obra, ¿Qué me queres, amor? (publicada en gallego -Galaxia- y en castellano -Alfaguara-), una colección de relatos que él describe como "fruto de la libertad y la melancolía". Manuel Rivas, narrador, poeta, periodista y colaborador habitual de EL PAÍS, afirmó sobre este segundo Premio Nacional a un autor gallego -Fina Casalderrei obtuvo la semana pasada el de Literatura infantil-: "Es una muestra de que hoy y aquí las fábricas de la imaginación y de la inventiva funcionan mejor que la Galicia real".
Manuel Rivas se enteró en su casa de la decisión del Ministerio de Cultura sobre las 14.30, por una llamada de un periodista. Hasta dos horas después no pudo contactar con sus padres, en La Coruña, para comentarle a su padre que el premio era en realidad un regalo para el nieto, Martiño, en el día de su santo. Ese lapso lo pasó pegado al teléfono, contestando entrevistas y recibiendo felicitaciones.Rivas vive en una pequeña casa restaurada en la aldea de Urroa, en las tierras de Soneira, donde el siglo pasado el poeta Eduardo Pondal creó el celtismo literario. El escritor sólo interrumpió la sesión pasadas las cinco, para llevar a Martiño a Vimianzo a su clase de batería ("aunque toca mejor el saxofón" que imparte en una escuela abandonada un representante local del rock radical bravú.
"No había pensado en el premio, sinceramente, sobre todo desde que me llevé la alegría de que le diesen el de Literatura Infantil a una autora gallega, Fina Casalderrei", señala Rivas. "Este segundo premio, más que una feliz coincidencia", matiza , "es una muestra de que hoy y aquí las fábricas de la imaginación y de la inventiva funcionan mejor que la Galicia real".
El autor británico John Berger, uno de los referentes literarios del galardonado, declaró ayer que Rivas "es un gran contador de historias porque tiene tacto y un oído increíble que en sus narraciones se completa con una gran inventiva. No sólo en sus cuentos, sino también en sus reportajes, su forma de contar me parece ejemplar".
El escritor coruñés reitera su satisfacción por el galardón "porque no es de los de presentarse, de los de levantar la mano, pero lo cierto es que no me lo han dado a mí, sino al libro, a ese Frankenstein que salió de aquí, y ya es de los lectores. Espero que esto le dé alas para volar más alto. La sensación que tengo es la que describía Pessoa: 'Desde lo alto de las azoteas le digo a Dios con la mano mis versos".
De hecho, Rivas, cuando escribe, querría ser "un niño al que le saliesen alas para volar, o un manciñeiro, un curandero como los de Álvaro Cunqueiro, que espantaban el mal de aire mejor de lo que los psiquiatras de hoy espantan el estrés, le daban una vida nueva al paciente". "La función del escritor también es la de buscar exvotos, remedios o abrir caminos en medio del bosque, reabrir los senderos que se han ido cerrando por el abandono de la vida real", dice.
¿Qué me queres, amor? es una colección de relatos que ya a principios de este año había ganado el Premio de Narrativa Torrente Ballester, según decisión de un jurado presidido por el propio Torrente, que había considerado a Rivas el más firme candidato "a escribir El Quijote de la literatura gallega". Una obra escrita desde la perspectiva de un "gaiteiro libertario, que se siente cómodo como parte de una tradición literaria que se remonta a Alfonso X el Sabio y a los cancioneros, pero que sabe que está solo".
"Las raíces del relato, de la inventiva donde se mezclan la imaginación y la realidad, vienen de Cervantes pero no tienen tanto arraigo en España como en otras culturas como las anglosajonas", asegura Rivas. "En Galicia se ha conservado, sin embargo, sobre todo en la narración oral, que es una de las mayores influencias que he tenido en este libro. Por otra parte, los medios de comunicación audiovisuales han introducido sistemas de perfección de la realidad nuevos, y el cuento se adapta bastante bien a ellos. Eso de los géneros, novela o cuento, les interesa más bien a los académicos. A mí me estremece tanto una novela como Cien años de soledad, de García Márquez, como los relatos de El llano en llamas, de Rulfo".
Una nueva novela
Después de haber dedicado días a convencerse a sí mismo y a los que le reclaman sus trabajos periodísticos, ayer era la primera jornada de muchas que Manuel Rivas había destinado a perfilar su nueva novela, "una historia de naufragios en tierra con un protagonista llamado O'Mero, un marinero que es un mentiroso bondadoso". Hasta que el teléfono le permita proseguir con las andanzas de O'Mero y plasmarlas en un libro, los lectores que observan las evoluciones aéreas de ¿Qué me queres, amor? tienen más citas con la obra de Rivas.
En breve saldrá, en edición simultánea en gallego y castellano, un relato titulado Bala perdida, el nombre de un pirata atlántico de nuestros días que, "harto de encontrar a diario residuos radiactivos y basura química en el mar, un día da con un tesoro auténtico, pero que está maldito, porque son lingotes hechos por los nazis con las piezas de oro que les sacaron a los judíos". También saldrá publicado próximamente El periodismo es un cuento, una antología de reportajes y artículos, y otra de poemas, O pobo da noite, que recoge piezas, inéditas en castellano, de cinco libros de poesía. "Son 13 poemas musicados por César Morán, que saldrán también en un disco compacto, en el que tengo la desvergüenza de cantar un tema".
Manuel Rivas obtuvo el Premio Nacional de la Crítica en 1991 por Un millón de vacas y el de la Crítica Gallega el pasado año por En salvaxe compaña. Entre sus libros de poemas destacan Libro do Antroido, Balada naspraias do oeste, Mohicania, Ningún cisne y Costa da Morte blues. Además de Un millón de vacas y En salvaxe compaña, es autor de otras obras narrativas (Os comedores de patacas), director de la revista Luzes de Galiza y autor de análisis sobre la realidad gallega (Galicia, el bonsai atlántico; Toxos y flores).
Los finalistas del Nacional de Narrativa 1996 han sido: Antonio Muñoz Molina (por Ardor guerrero), Luis Magrinyá (Belinda y el monstruo), Luis Mateo Díez (Camino de perdición), Luciano González Egido (El corazón inmóvil), Javier Tomeo (El crimen del cine Oriente), Ramón Saizarbitoria (Hamaika pauso), Francisco Nieva (La llama vestida de negro), Andrés Trapiello (Las nubes por dentro) e Isaac Montero (El sueño de Móstoles).
Babelia
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