Los últimos días de los misioneros muertos
EL PAÍS "Cuando nuestros hermanos se fueron a la zona sabían que iban a la muerte", declaró ayer el viceprovincial de los hermanos maristas en Madrid, José María Ferre.
La central de los maristas en Roma difundió anoche un comunicado en el que relatan los últimos días de los misioneros fallecidos y deducen el "motivo" del asesinato. "Poco después del mediodía del 8 de noviembre" llegó a Roma la noticia "de que habían sido encontrados cerca de Bugove, en las montañas, los cadáveres de tres hermanos maristas". "De lo poco que se nos dijo", añaden los maristas desde Roma, "dedujimos que los cadáveres debían ser de los hermanos Servando Mayor, Miguel Ángel Isla y Fernando de la Fuente. No tenemos información fiable de lo que puede haberle ocurrido al cuarto miembro de la comunidad, Julio Rodríguez Jorge, también español".
Según los maristas, "el área de Bugobe y la del cercano campo de Nyamirangwe [en los alrededores de Bukavu] estaba controlada por las milicias dispersas del antiguo ejército de Ruanda [hutus armados, en su mayoría]". Sobre las causas y autores de los asesinatos ' los maristas afirman: "Podemos deducir que uno de los motivos del asesinato de estos hermanos ha podido ser que tenían una emisora de radio y que por eso eran sospechosos de estar en contacto con las tropas contrarias". De otra forma, los hutus armados que controlaban el campo les habrían encontrado sospechosos de tener contacto con los rebeldes tutsis que han tomado Bukavu.
La radio permitió a los misioneros contactos periódicos con Roma, Madrid y Kinshasa. De ellos se deducen los siguientes hechos:
-El 25 de octubre "llegaron al campo de refugiados unos 80.000 fugitivos de otros campos situados más al sur", de la zona cercana a Uvira, la primera ciudad que tomaron los rebeldes tutsis.
- "Los soldados zaireños(...) abandonaron la región". Entre los recién llegados "había hombres muy armados, que tal vez eran miembros del antiguo FAR de Ruanda".
-El 28 de octubre "hubo grandes movimientos de gente que abandonaba el campamento en dirección a las riveras del lago Kivu. El campo quedó abandonado y sus instalaciones, saqueadas y destruidas". Al día siguiente, los que habían huido retornaron.
- El 31, los refugiados "comenzaron a marcharse de nue-, vo" pero los misioneros "pensaron que era mas seguro quedarse". Ese día se cortó la comunicación con ellos. El viernes les comunicaron su muerte.
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