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Médicos Sin Fronteras pide a los ciudadanos que presionen a los gobiernos contra los genocidios

El infórme 'Un mundo en crisis' plantea la encrucijada de la ayuda humanitaria

"Ni los médicos ni las ONG pueden parar los genocidios: es básico que los ciudadanos presionen para que los Gobiernos asuman su responsabilidad", declararon ayer los máximos responsables de Médicos Sin Fronteras (MSF). "Zaire demuestra que no se puede seguir así". MSF presentó, en el Día Internacional de las Poblaciones en Peligro, su informe 1996 El mundo en crisis, que además de informar sobre Liberia, Bosnia, Chechenia, Ruanda o Sudán, plantea un urgente debate sobre la encrucijada de la ayuda médica en un planeta donde la inmensa mayoría de las víctimas de guerra son civiles.

"Cumplimos ahora 25 años, pero ¿podemos celebrarlo?", reflexiona Pedro Arcos, presidente de MSF. Cada vez hay más gente y más dinero para ayuda de emergencia. Pero cada vez más poblaciones están en peligro: hay 50 millones de refugiados. A las ONG nos echan encima una responsabilidad que es de las entidades internacionales y de los Gobiernos". "Estarnos hartos", dice Rafael Pañera, coordinador hasta julio pasado de MSF en Ruanda, "de que la información eleve al estrellato un conflicto y relegue al olvido otros igualmente crueles. Y de que se llame a lo que es un, genocidio".Unos conflictos que se ceban como nunca, en los civiles. En as guerras de hoy mueren nueve civiles por cada militar. El comercio de armas mantiene la espada de Damocles sobre el Tercer Mundo. Y cada año se siembran dos millones de minas terrestres, cuyas principales víctimas son los niños y el cultivo mismo de la tierra.

¿Qué hacer con la gente?

"No es posible seguir así", dice Arcos. "Si la última esperanza elemental para los refugiados, ACNUR, debe retirarse por la guerra tal como acaba de ocurrir en el este de Zaire, entonces ¿dónde puede ir la gente?".Hace dos años, tras las matanzas de Ruanda, MSF y otras ONG se plantearon si irse o quedarse en los campos de refugiados de Zaire, y cada quién optó como pudo. Arcos recuerda la cuestión de fondo: "Nos decíamos: hemos domeñado las epidemias, a la tercera semana del éxodo hemos hecho bajar la mortalidad en los campos del 6 por mil al 0,05; pero, alimentando a los refugiados hutus, ¿no estamos también ayudando a los indeseables que les utilizan como carne de cañón para proseguir la guerra? Al margen del sentido médico de la ayuda, que era indudable, nos planteábamos que podíamos estar retrasando la toma de decisiones internacionales. ¿Hasta dónde debe llegar la ayuda humanitaria?".

"La bomba de relojería en Zaire estaba cantada", dice Rafael Pañera. "Era imprescindible desactivar la impunidad en los campos de los líderes genocidas que querían recuperar el poder en Ruanda". Pero no hubo medidas internacionales, y desde Zaire el derrotado ejército hutu siguió hostigando a los victoriosos tutsis ruandeses. Los corruptos Soldados zaireños golpearon a los tutsis de su propio país para expulsarlos y crear un paraestado hutu en la frontera. "La comunidad internacional no quiso saber nada de la reciente matanza en un hospital tutsi de Masisi, y se veía algo terrible iba a llegar", recuerda Pañera. Por fin la oleada tutsi ha tomado toda la región, desplazando a casi un millón de refugiados hutus.

"Ahora se pide abrir corredores humanitarios", dice Arcos. "Pero eso sólo garantizaría la ayuda de emergencia. El problemas sigue sin solución a medio plazo. Y tiene que ser una solución para toda la zona". ¿Una intervención militar, como la sugerida por Francia y España? "La experiencia nos enseña que mucho cuidado con las intervenciones militares ", matiza Arcos. "Lo que se necesita de verdad son medidas eficaces de protección a la población. Hay que separar a los civiles de los militares o paramilitares. En resumen: cualquier cosa que se haga debe ir dirigida a restablecer la autoridad de la ONU. Si no, será una intervención que favorezca a alguna de las grandes potencias que aspira a controlar la región".

MSF, como otras ONG, no está de brazos cruzados. Tiene 100 personas en la zona, algunos de ellos a punto de entrar en Goma (Zaire), tomada por los tutsis. Hay un avión con equipo y personal médico en Amsterdam, preparado para despegar. 'Tenernos medios para atender a 350.000 personas durante un mes. Pero lo arduo va a ser, con semejante masa de población errante, evaluar los posibles brotes de epidemias".

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