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TRAGEDIA EN LOS GRANDES LAGOS

Los refugiados de Zaire empiezan a morir de sed en medio de un caos general

La situación de los cientos de miles de refugiados zaireños y ruandeses que vagan por el este de Zaire comienza a ser desesperada. La gente está muriendo de sed, denuncia la ONU. Mientras la comunidad internacional multiplica los foros en los que se discute una posible intervención, los rebeldes tutsis han cerrado el paso por la región de Kivu, impidiendo el tránsito de la ayuda humanitaria, y los paramilitares hutus, causantes de las matanzas de 1994, han secuestrado 112 niños cerca de un campamento en Goma.

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"Ellos [los grupos de refugiados] dijeron que vieron a muchas personas que morían a su alrededor debido a la escasez de agua en las escarpadas montañas localizadas en las cercanías de los campamentos (de refugiados) de Kahindo y Katale. Un hombre intentaba succionar agua de las raíces de un árbol", aseguró ayer desde Kinshasa Peter Kessler, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).Kessler fue más lejos al decir que la gente "está muriendo como moscas". El portavoz de ACNUR cree que una intervención internacional es urgente si se quiere evitar que en pocos días mueran 40.000 personas. El peligro de la aparición de enfermedades, como el cólera, es cada vez mayor. Las condiciones sanitarias son pésimas.

La situación se ha agravado considerablemente después de que el Gobierno de Zaire ordenara ayer a las distintas organizaciones humanitarias internacionales, tanto las organizaciones no gubernamentales como las dependientes de las Naciones Unidas, que se mantuvieran al margen del problema, la guerra provocada por la rebelión de los tutsis banyamulenge. Los últimos cooperantes humanitarios que quedaban en Zaire se marcharon de la ciudad de Goma el sábado, después de que unas 400 personas murieran en los violentos combates ocurridos en la región.

Lucha por la comida

Al marcharse los trabajadores humanitarios, los miles de refugiados de Ruanda y Burundi que permanecen en territorio de Zaire quedaron sin protección ni apoyo de las Naciones Unidas o de otras organizaciones internacionales que velan por la ayuda a los refugiados, quienes pugnan por las escasas cajas de comida que quedan.

Cerca del campamento desolado de Goma, ahora en manos de los rebeldes tutsis, actúan bandas de paramilitares hutus, los mismos que encabezaron las matanzas de tutsis en Ruanda en 1994, y cuya actividad complica aún más la situación. Dos mujeres denunciaron ayer que bandas armadas de hutus, que se protegen escondiéndose en la marea de refugiados, secuestraron 112 niños de una escuela local para utilizarlos como rehenes.

Miles de desplazados comenzaron a llegar ayer a Kisangani, más al norte, tras recorrer decenas de kilómetros. Huyen de las zonas de combate. Arriban exhaustos y descalzos.

Los rebeldes tutsis que controlan las provincias orientales zaireñas de Kivu Norte y Sur cerraron ayer la frontera que separa Goma de la vecina ciudad ruandesa de Gisenyi sin dar ninguna razón ni indicar cuándo la volverán abrir. La medida unilateral ha hecho retrasar todavía más el socorro a más de un millón de refugiados ruandeses y a varias decenas de miles de desplazados zaireños que no comen desde hace tres semanas.

En Kinshasa, mientras que el presidente de Zaire, Mobuto Sese Seko, sigue en su mansión de Niza, un grupo de estudiantes tomó la sede del Parlamento para exigir la dimisión del primer ministro, Kengo wa Dondo. Las fuerzas de seguridad que protegían el edificio no intervinieron. Al final de la tarde, los estudiantes abandonaron el edificio pacíficamente.

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