Los rebeldes tutsis de Zaire quieren conquistar Bukavu y derrocar al presidente Mobutu
Los rebeldes tutsis zaireños, de la etnia banyamulenge que combaten al Ejército regular al este de Zaire dieron ayer una nueva dimensión política a sus acciones y anunciaron que pretenden, con la ayuda de otros grupos disidentes zaireños, derribar al dictador Mobutu, Sese Seko. El Gobierno zaireño decretó anoche el estado de emergencia en las regiones de Kivu Norte y Kivu Sur. Mientras los combates prosiguen en las inmediaciones de los lagos Kivu y Tanganica, Kinshasa volvió a acusar a Ruanda de invadir su territorio. "La vida de un millón de refugiados está en peligro", declaró la comisaria de asuntos humanitarios de la Unión Europea, Emma Bonino.
"Mobutu debe largarse", proclamó ayer Muller Ruhimbika, portavoz en Kigali, la capital ruandesa, del partido banyamulenge Alianza Democrática del Pueblo (ADP). Ruhimbika añadió que su movimiento pretende conquistar la ciudad de Bukavu, capital de la provincia de Kivu Sur, y formar un frente común con otras fuerzas de oposición al régimen de Mobutu (en Kivu Norte, Kasai y Shaba) para poner fin a una presidencia que se inició en 1965 y que ha llevado al gigantesco país centroafricano a la desintegración y el caos.El primer ministro zaireño, Keugo wa Dondo, visitó ayer a Mobutu en el hospital suizo donde convalece desde el pasado 22 de agosto de una operación de cáncer de próstata y, según algunas fuentes que cruzaron el muro de silencio que rodea a Mobutu, recibe quimioterapia. Kengo wa Dondo reiteró las advertencias de días pasados contra el Gobierno ruandés, al que acusa de haber infiltrado tropas en Zaire y prestar apoyo militar y logístico a los tutsis banyamulenges. Claude Dusaidi, consejero político del general Paul Kagame, hombre fuerte del régimen ruandés, en manos de la minoría tutsi, volvió a desmentir la implicación militar de sus tropas y remachó: "Zaire está en guerra consigo mismo".
Según el portavoz de los banyamulenges, varias localidades, entre ellas Kamanyola, cerca de la frontera con Ruanda, han sido conquistadas por sus fuerzas, que continúan su progresión hacia Nyangezi y se dirigen hacia Bukavu. Los banyamulenges bombardearon ayer la ciudad de Uvira, junto al extremo norte del lago Tanganica, y ocuparon el aeropuerto, según miembros occidentales de organizaciones humanitarias. Decenas de miles de personas, aterrorizadas por los combates, emprendieron la huida hacia el sur. Los éxodos de la población local y de los refugiados hutus de Ruanda y Burundi inundan los caminos. Los soldados zaireños, muchos de ellos sin paga desde hace meses y más interesados en el saqueo que en el combate, abandonaron la ciudad, según las mismas fuentes.
La preocupación internacional crece por momentos cuando un nuevo drama se suma a los ya enquistados en la región de los Grandes Lagos, con más de dos millones de refugiados fuera de Ruanda y Burundi.
Nuevo genocidio
La alta comisionada de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Sadako Ogata, exhortó a los refugiados hutus a volver a su patria, y subrayó que los que elijan el camino del retorno a Ruanda "serán acompañados hasta su provincia de origen y ayudados a recuperar sus propiedades". La Comisaria europea Emma Bonino subrayó que al este de Zaire está en marcha un nuevo genocidio y pidió a los banyamulenges y al Ejército zaireño que permitan la distribución de ayuda. Francia insistió en la necesidad de convocar una conferencia regional, y EE UU, que postula la creación de una fuerza africana. de interposición, confirmó lo evidente: "Nos encontramos ante un gigantesco desastre humanitario".
El ACNUR decidió evacuar ayer a su personal de la ciudad de Goma, capital de la provincia Kivu Norte. Los combates entre el Ejército zaireño y presuntos soldados ruandeses ha cortado la carretera que parte de Goma hacia Uganda, por la que llega la mayor parte de la ayuda humanitaria que recibe el cerca de un millón de refugiados instalados en los campamentos de la región. El Programa Mundial de la Alimentación, dependiente de la ONU, tiene previsto iniciar de inmediato un puente aéreo entre la capital ugandesa, Kampala, y las ciudades de Bukavu y Goma.
Fuentes diplomáticas señalaron ayer a Le Monde que el nuevo Gobierno ruandés (dominado, como el de la vecina Burundi, por los tutsis) rechaza compartir el poder con la mayoría hutu (el 84% de la población), y el retorno de los refugiados instalados en Zaire y Tanzania desde la derrota del Ejército hutu en 1994 "implicaría esa partición del poder". La misma fuente diplomática asegura que el segundo objetivo del Ejército ruandés "es evitar una alianza entre las fuerzas hutus del Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia (guerrilla que combate al Gobierno de Burundi) y el antiguo Ejército hutu, que sostiene campos de entrenamiento cerca de Goma".
Los banyaruandas (tutsis y hutus residentes en la región de Kivu Norte desde hace generaciones) y los banyamulenges (tutsis de las montañas Mulenge, cerca de Uvira) recuerdan que se consideran a sí mismos tutsis. En 1910, las potencias coloniales alteraron las fronteras de Ruanda y convirtieron la zona de Goma en una provincia del entonces Congo belga.
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