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EMINE SERGI ÖZDAMAR: ESCRITORA

"Como la mujer de Lot, he vuelto la vista atrás"

Amelia Castilla

Cuando un turco sale de su país se lleva una maleta cargada de palabras prohibidas. Es lógico, por tanto, que al poco de aterrizar en Alemania empiece a hablar con los compatriotas de los amigos muertos. Ese, al menos, fue el caso de la escritora Emine Sevgi Özdamar (Malatya, Turquía, 1946) cuando dejó Estambul hace 20 años en plena represión política. Los pensamientos de entonces, el hecho de volver la mirada al pasado, forman parte ahora de su más reciente obra literaria, La lengua de mi madre (Alfaguara), su primer libro de relatos. "Me he sentido como la mujer de Lot, porque al final he hecho lo mismo que ella, he vuelto la cabeza para mirar todo lo que dejaba atrás", aseguró ayer a su paso por Madrid. Özdamar, que ahora vive en Dusseldorf, viajó a Alemania cuando tenía 19 años para trabajar en una fábrica. "Es muy extraño, pero cuando pasas de un lugar a otro con ritmos completamente diferentes es como si cruzaras una fosa arqueolégica. Fue como encontrarme en una película de ciencia ficción y cambiar de época", dice. El primer año siguió escribiendo en turco su diario, al tercero mezclaba turco y alemán y al quinto año sólo utilizaba el alemán.Las dos décadas pasadas en Alemania han marcado a esta mujer que completa su indumentaria -vestido y chaqueta negros con lunares blancos y zapatos de tacón verde- con joyas turcas. Como su primera novela, La vida es un caravasar, La lengua de mi madre también ha sido escrita en alemán. "¡Claro que pienso en alemán! y es completamente lógico porque mi encuentro con esta lengua se produce a través del teatro, donde la palabra es escenificada y aprendida directamente de un libreto". Su encuentro con el idioma se produjo de la mano de la compañía Berliner Art Emsemble. Los alumnos de Bertolt Brecht, con los que trabajó durante años en los escenarios, le enseñaron, que a los actores les llaman Ios niños de la traición porque cuando representan a Shakespeare traicionan a Chejov y, dos meses después, cuando interpretan a Strinberg traicionan a Chejov. Es así como se traicionan las palabras", asegura, hablando en un sentido lúdico.

Teatro y literatura

Özdamar, que comparte su vida entre la interpretación y la literatura, reconoce que la situación del teatro alemán no es, en este momento, como cuando ella llegó a ese país: "Entonces hubo un renacimiento de las compañías teatrales, pero los tiempos cambian y ahora están cerrando muchas salas; el teatro es uno de los pocos lugares donde el ser humano tiene la posibilidad de expresarse en público y, poco a poco, se le van quitando al hombre todos los lugares donde pueda expresarse en público".Para la autora de La lengua de mi madre hay mucha diferencia entre escribir teatro o novelas. "El teatro se crea de pie a andando y la prosa se redacta sentada En teatro hay que probar las palabras diciéndolas en voz alta, para ver si tienen dimensión física; en las novelas tienes que hacer un montaje muy vivo, como con las películas".

Ozclarnar considera un piropo que la comparen con los autores del llamado realismo mágico: "Me gusta esa literatura y la leo con mucho gusto" dice la escritora, que ya trabaja en la que será su próxima novela. Los cuentos publicados ahora en España y su primera novela trazaban historias de "sentimientos entrelazados", de hecho fueron escritos casi a la vez -"Unas veces tomaba la novela y otras la abandonaba por los cuentos"-, pero su siguiente obra supondrá un cambio. Los años 60, que a su juicio se han convertido en una especie de cuento de hadas, serán los protagonistas absolutos.

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