"No me gustan los rascacielos", afirma Kevin Roche

El arquitecto Kevin Roche (Dublín, 1922), que trabaja en Estados Unidos desde 1948, premio Pritzker 1982, asiste hoy en Madrid a la inauguración del parque empresarial José María Churruca, propiedad de Metrovacesa. Vinculado al movimiento moderno y a las últimas tendencias, Roche es partidario de una arquitectura que refleje "una vida en comunidad". "`No me gustan los rascacielos, y desde el punto de vista humanista no son el entorno ideal de trabajo".

Entre el centenar de obras y proyectos que han salido de la oficina de Kevin Roche, el complejo de cuatro edificios de oficinas en la Ciudad Universitaria de Madrid forma, con la sede central de Bouygues, en París, la segunda presencia europea del arquitecto, autor de las sedes de la Fundación Ford y el J. P. Morgan, las oficinas de las Naciones Unidas y la ampliación del Metropolitan, en Nueva York, y el Museo de Oakland.Sobre el conjunto de Madrid -donde los arquitectos españoles Juan Daniel Fullaorido y José Luis González-Cruz "han realizado un trabajo magnífico"-, Kevin Roche destacó "la sensatez, el diseño urbano y la responsabilidad de una obra de arquitectura moderna". "En este entorno especial, universitario y residencial, se ha planteado una escala modesta en las fachadas, un elemento de discreción, sin el habitual alarde arquitectónico exterior o la vistosidad que quieren los promotores. En este caso tuvimos en cuenta el carácter y la escala, con el interior de paisaje y un sentido radial que se extiende hasta el parque vecino. Se crea un espacio para la comunidad, y los estudiantes se van a sentir a gusto". Roche asegura que los centros de trabajo van a tener en el futuro "un rapidísimo declive", aunque no se atreve a determinar ese futuro y su arquitectura correspondiente. "Siempre hay un elemento inesperado que entra en juego y modifica el desarrollo tecnológico. No debemos dejar de lado la necesidad humana de vivir en comunidad, y también interviene en el futuro".

En su trayectoria profesional, desde sus primeros trabajos en la oficina de Saarinen, los diseños de Roche participan de tendencias posmodernas y minimalistas. El rascacielos acostado de Madrid, con fachadas de cristal en el interior y, sobre todo, un muro cortina exterior de pequeños cuadrados de granito, parece una estructura del escultor Sol LeWitt.

Proceso creativo

"Todos somos hijos de nuestro tiempo, y el proceso creativo de la arquitectura es su mejor exponente", afirma. "Con la influencia de la cultura y el momento artístico actuamos en consecuencia, y hay veces en que una respuesta minimalista puede ser la más adecuada y otras veces puede ser necesaria otra más exhibicionista. Hay que tener en cuenta que la arquitectura es un instrumento del inversor, aunque no niego que sea también significativa además de conlercial".Los proyectos de Roche se extienden por todo el mundo. "En nuestro trabajo debemos ser sensibles a las expectativas de las personas que construyen y tener en cuenta el contexto urbano, ya que dejamos una herencia artística para el futuro. Hay una pérdida constante de la identidad cultural de ámbito local, pero también aprendemos de los demás y de la naturaleza"