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El presidente de Italia descubre hoy la Santa Teresa de Bernini restaurada

Una solemne ceremonia cargada de autoridades políticas y académicas, que será presidida por Oscar Luigi Scalfaro, presidente de la República de Italia, marcará hoy en Roma el retorno a la visión del público de una de las más célebres esculturas de la historia, recién restaurada. Se trata de la Santa Teresa de Lorenzo Bernini, que añade a la gravedad de la ocasión oficial y a la seriedad barroca del ambiente de Santa María de la Victoria, donde se encuentra, la paradoja de ser la estatua más sugerentemente erótica que pueda contemplarse en una iglesia.

Muchas personalidades, incluidos Freud y sus epígonos, el marqués de Sade o Stendhal, han señalado, enefecto, a lo largo de la historia una mezcla inextrincable de rapto místico y manifestación orgásmica en esta representación de la santa de Avila con la que Bernini logró esculpir una de las obras más volátiles y dinámicas jamás realizadas.

Los trabajos de restauración, dirigidos por Adriano Luzi, han puesto de manifiesto que el genial escultor, pintor y arquitecto, un artista total como la tradición de Miguel Ángel quería, realizó su obra a partir de un colosal bloque de mármol de Carrara de al menos cuatro metros cúbicos y medio, y que, posteriormente, vació casi en su totalidad la escultura a fin de aligerarla hasta el punto en que pudiera reposar sobre el tenue y único apoyo inserto en el muro que sustenta la nube marmórea, que constituye la base de la escultura.

Capiteles blancos

Todo el conjunto integrado por la santa en éxtasis y el ángel que parece a punto de atravesarla con una flecha ha sido limpiado. Pero los trabajos de restauración se han orientado, sobre todo, a limpiar el nicho del altar lateral izquierdo, en que se sitúa la obra, de la ornamentación dorada y las lámparas que le fueron añadidas a finales del siglo pasado, dejando al descubierto los capiteles blancos que subyacían.La otra gran novedad para la visión de esta célebre Santa Teresa es que ha vuelto a ser abierta la ojiva que Bernini dispuso en 1652 precisamente encima de su escultura. El tragaluz fue perfectamente estudiado para que los rayos del sol se filtraran sobre la estatua produciendo claros y oscuros que subrayaran el efecto de levitación de todo el conjunto. Los restauradores han descubierto incluso un nicho en el que suponen que pudo estar instalada una máquina barroca de espejos para potenciar el efecto deseado de la luz solar.

Parece que el escultor tuvo en cuenta al diseñar la ojiva el modo especial en que el sol debía incidir sobre ella en la fecha de hoy, 15 de octubre, aniversario de la muerte de Santa Teresa. Así, si el tiempo acompaña, debería recuperarse también hoy un efecto luminoso que ha dormido durante los muchos años en que la estatua de Lorenzo Bernini ha sido vista tan sólo a la luz tenue de la iglesia que la aloja.

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