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La comodidad entre galones

Antonia Muñoz no esperaba ya muchas sorpresas. A sus 68 años estaba acostumbrada a aguardar. Pero lleva un mes de sobresaltos. El primero fue una llamada del Insalud cuando septiembre daba las boqueadas. "Me dijeron que ya me tocaba operarme de cataratas en el ojo izquierdo. Llevaba año y medio esperándolo. Ya ni me acordaba", explica. La segunda sorpresa se produjo cuando le comunicaron el sitio: "Vaya usted al hospital militar Gómez Ulla".

¿A qué voy a ir yo allí, si eso es militar?

Vaya, que la atienden.

Y Antonia fue. El jueves pasado el vendaje delataba una operación recién hecha.

"Estoy muy contenta. Me han hecho muchísimas pruebas. Me tratan muy bien, y además esta habitación ..."Un hotel de tres estrellas, por lo menos", remata su hija.

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Habitaciones individuales

La convaleciente, asistenta jubilada, recrea la -vista con el ojo sano: un cuarto amplio, tranquilo y muy limpio. La mujer tiene la experiencia de un par de operaciones en la sanidad pública y nunca hasta ahora había tenido una habitación para ella sola. Es un privilegio de los hospitales privados y de los militares. Los castrenses (que hasta ahora atendían sólo a los funcionarios militares y sus familias) están preparados para duplicar su capacidad en caso de emergencia."Y el baño, mire usted qué espacioso. Y el armario, si hasta tiene luz", sigue fascinada Antonia. "Y lo cómodos que son los timbres, y vienen enseguida y...". Casi un sueno. Menuda envidia cuando lo cuente en su pueblo, Valparaíso de Abajo (Cuenca). Las visitas le dicen "vaya hotel que tienes, Antonia".

"Un hotel de cinco estrellas", remacha Joaquín Sánchez, un industrial de 56 años. Se repone de una. operación de corazón en el hospital del Aire. "Me trajeron del de la Princesa porque allí no había sitio. No le quito sus méritos a los hospitales de la Seguridad Social, pero comparados con éste son una pensión de mala muerte", añade. "Aquí se está mucho mejor que en La Paz", puntualiza otro enfermo que espera una operación de pulmón.

Joaquín está encantado con el cambio: "El trato médico y personal es otra historia aquí. Mucho más huinano". "Lamento que en España no se puedan tener hospitales como los tiene el. Ejército", concluye.

La intimidad no es la única diferencia. Los pacientes también encuentran médicos que saludan militarmente por los pasillos a quien lleva más estrellas en la insignia (llamada galleta) de la bata.

"No hacemos diferencias entre pacientes militares y de la Seguridad Social. El trato es igual, asegura el director del Gómez Ulla, general De la Torre. La salud no está reñida con los galones.

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