París y Roma pelean por el euro
El presidente Jacques Chirac criticó ayer de nuevo la política económica seguida por Italia al recordar que las devaluaciones de la lira entre 1992 y 1995 han perjudicado mucho a algunos países europeos y, muy especialmente, a Francia".
Chirac se permitió poner en duda por la mañana que Italia esté en situación de cumplir los. criterios de convergencia de Maastricht en el plazo previsto: sólo podrán servirse de la moneda única "los países que hayan procedido a un saneamiento previo de su economía. Para aquellos que llevan retraso, como es el caso de Italia, puede que la espera deba ser más larga". Ante las protestas italianas, Chirac se apresuró a desmentirse a sí mismo por la tarde al proclamar que "deseaba ardientemente" la integración de la lira en la moneda única en 1999, y reconocía que sus vecinos "llevan una política valiente que ya está dando fruto". Entretanto, el embajador de Francia en Roma, Jean-Bernard Merimée, fue convocado por Romano Prodi, molesto por las declaraciones de Chirac. Merimée se apresuró a explicarle que su país desea que Italia esté en el grupo de cabeza de la UE. La oficina de Prodi emitió después un comunicado en el que daba por zanjada la crisis tras las "aclaraciones personales" facilitadas por París al primer ministro.
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