Alcalá protege el 60% de los edificios de su ciudad antigua con un plan especial

El proyecto de conservación de un conjunto que aspira a ser Patrimonio de la Humanidad ha de resguardar lo antiguo y garantizar que lo que se construya o urbanice en el futuro no desentone. El Plan Especial del Casco de Alcalá de Henares (166.925 habitantes) protege 500 edificios, el 60% de los existentes en su zona histórica, dividiendolos en cuatro niveles. El más restrictivo es el monumental, que incluye ocho y sólo permite rehabilitaciones. El menos, el ambiental, que obliga a mantener como mínimo las fachadas y afecta a un centenar. Para el mañana, fija normas minuciosas sobre dónde y cómo se puede edificar. El plan califica a 50 construcciones, la mayoría bloques levantados en los setenta, como conflictivos y aconseja derribarlos.

El Casco complutense reúne la ciudad renacentista, la medieval y la barroca 90 hectáreas declaradas Conjunto Histórico Artístico por el Gobierno en 1968. La Ley de Patrimonio de 1985 establece que las 400 ciudades que ostentan este reconocimiento diseñen planes especiales para conservar las zonas objetos del mismo.Aún no llegan a 30 las que lo han redactado, según el arquitecto municipal, Cristóbal Vallhonrat. El de Alcalá es junto al de la capital el primero de Madrid. A la cuna de Cervantes le corre prisa: es un requisito para ingresar en la lista de ciudades Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

Las normas subsidiarias aprobadas en 1984 regulaban hasta ahora el urbanismo en la ciudad antigua, con un catálogo de 300 edificios a proteger. El nuevo plan, que la corporación aprobó por unanimidad, ha aumentado el catálogo hasta los 500, el 60% de las edificaciones del casco. Para ellos fija cuatro niveles de protección: monumental, integral, estructural y ambiental. Los de los tres primeros no se pueden tirar, ni siquiera ampliar. Los del ambiental han de conservar como mínimo la fachada. El primer apartado, con normas muy restrictivas, incluye los ocho declarados monumentos (ver gráfico).

El de protección integral, que sólo permite reformas mínimas en el interior, abarca los candidatos a ser declarados monumento algún día: los patios de la Cisneriana, varias iglesias y conventos, el Teatro Pequeño, el hospital de Antezana y la Facultad de Filosofía y Letras. El estructural incluye otros que fueron colegios mayores con Cisneros, sedes de instituciones y, por ejemplo, las casas de la calle Mayor; y permite las obras que no alteren la estructura.

El objetivo del plan es conservar el entorno, el trazado y el perfil tradicional de las calles, y no sólo sus edificios. Para ello establece también cuatro niveles de protección por áreas.

La preocupación por conservar el casco en su conjunto es reciente. En los años setenta se cometieron desmanes como tirar un palacete del siglo XVII para levantar en una de las calles más bellas de la ciudad, Santa Ursula, un bloque de pisos de cuatro plantas totalmente discordantes con el entorno. El plan agrupa este y otros edificios similares bajo la etiqueta de conflictivos.

Nada se puede hacer de momento con ellos. No hay dinero. Pero el plan aconseja que si en un futuro lo hubiese, se derriben o poden, tras realojar a sus residentes en otros pisos de la zona. Un proyecto multimillonario pero que no hay que descartar, según la edil de urbanismo Beatriz Díaz (PP).

El plan se expondrá a partir de hoy en la Capilla del Oidor. Una vez que las alegaciones, que cualquier ciudadano puede presentar en la misma capilla, pasen por el pleno del Ayuntamiento, la Comunidad tendrá que dar el visto bueno antes de que entre en vigor.Plan Especial del Casco, hasta el 30 de noviembre, Capilla del Oidor. Plaza de Cervantes, s/n. Horario: laborables, de 10.00 a 13.00 y de 17.00 a 20.00; sábados y domingos: de 10.00 a 13.00.