Tavernier: "El cine tiene que mostrar, sin miedo, los efectos de la violencia"

"El cine tiene que mostrar los efectos de la violencia. El cineasta debe afrontar la violencia sin miedo, con un tratamiento que no sea ni moralizante ni puritano, pero no puede dejar de enseñar lo que va dejando la violencia a su paso". Bertrand Tavernier, 55 años y una energía desbordante, tiene muy claro eso y otras muchas cosas. El director de cine francés mostró ayer en público su solidaridad con Pedro Almodóvar en las críticas que realizó sobre el secretario de Estado de Cultura, Miguel Angel Cortés, tras las descalificaciones que hizo éste del cine realizado durante el Gobierno socialista.

"Me he peleado mucho en Francia por el cine europeo y me siento muy solidario con Almodóvar, al que envié una carta. Las declaraciones del responsable español de Cultura me parecen vergonzosas, imbéciles, criminales e insultantes para los cineastas españoles, que en estos años no sólo han obtenido dos oscars, sino muchos más galardones. Que un político diga eso me parece horrible".La película de Tavernier, Capitán Conan está basada en el libro del mismo título de Roger Vercel, que narra las desventuras del Ejército francés que luchó durante la I Guerra Mundial en el oeste europeo, con la participación de un intrépido y salvaje grupo de soldados, liderados por el capitán Conan, que luchaban cuerpo a cuerpo y con saña. "Firmado el armisticio en Francia, el único ejército que no fue desmovilizado fue éste", dijo el director, que aceptó que sufre una verdadera obsesión por esos anos.

Capitán Conan es la segunda película de la trilogía que Tavernier se ha comprometido a realizar sobre la I Guerra Mundial -la primera fue La vida y nada más (1989)- "Esa guerra es el hecho histórico más importante de este siglo. Todo lo que vivimos actualmente tiene su origen en esos años, el fascismo, el comunismo, Hitler, Bosnia, la idea de Europa, la ONU, la destrucción de ciertos países. Todo nace en esa época, hasta los ensayos para realizar las masacres".Olvidar la historia

Convencido de que el papel de los cineastas es el de rebuscar en la historia de sus países, Tavernier recuerda una frase de Orwell, personaje por el que siente una gran admiración. "Decía que un país que olvida su historia abre la puerta a la dictadura. Lo suscribo totalmente, porque el primer acto de toda dictadura consiste siempre en cambiar la historia".En Capitán Conan, una gran superproducción con miles de figurantes rodada en Rumania, hay escenas y momentos de gran exaltación bélica: "No hay que tener miedo de mostrar esos momentos, que a veces crean en la gente cierta nostalgia. Pero en Capitán Conan no hay ningún momento estético, y esto es lo importante. Se ven los muertos, los heridos, el sufrimiento, el dolor. Quería que la cámara cornprendiera la emoción de Conan y sus hombres, para inmediataniente después mostrar los resultados de sus acciones, que son siempre horribles".

Tavernier recuerda la frialdad de la reciente guerra del Golfo, en la que no se vio ni un muerto ni un herido. "Eso es lo terrible, porque si hay algo que se tenga que mostrar es el precio humano y moral que hay que pagar por las guerras", argumentó.Dos razones, dos escenas

.Al autor de La carnaza le impresionó el relato de Roger Vercel, pero fueron dos las razones por las que se decidió a adaptar el libro. Corresponden a dos secuencias de la película: "Una es esa escena formidable de la lectura del armisticio en una gran explanada, con todos los soldados con disentería, que tienen que salir corriendo y no pueden tocar La Marsellesa. Es divertidísima. La otra es el peregrinaje del valeroso capitán Conan al campo de batalla, finalizada la guerra, en el que consigue comprender lo que es el miedo".

En el olvido ya el rodaje en Rumania -"se hizo todo en un estado de emergencia que me vino bien para el clima del filme"-, Tavernier confiesa que su pensamiento estuvo siempre con "los soldados de Bosnia, de Vietnam, Argelia, de tantas guerras...".