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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Medicamentos

En la actualidad, el ahorro sanitario es un grave problema económico y político en nuestro país. La mayoría de propuestas para disminuir el gasto sanitario se centra en los medicamentos, a pesar de que éstos sólo representan una cuarta o quinta parte del total. Sin menospreciar ninguna opinión, deseo explicar brevemente por qué dos de dichas propuestas son imposibles.Desde hace dos años y medio las autoridades sanitarias vienen anunciando el importante ahorro que se conseguiría propiciando el consumo de medicamentos genéricos o sin marca, mucho más baratos que los habituales (EL PAíS, 25 de mayo de 1994). Algunos políticos han llegado incluso a proponer la creación de farmacias públicas donde sólo se expenderían genéricos (EL PAÍS, 23 de julio de 1996). Pero dicho ahorro es imposible por una sencilla razón ¡En España no hay genéricos, ni los habrá en los próximos 10 años! Esto es así porque los primeros medicamentos genéricos (en el sentido que se le da al término en el extranjero) aparecerán en el mercado español a partir del año 2006, cuando comiencen a caducar las patentes fuertes (de uso terapéutico) que protejan sus principios activos farmacéuticos. (Las patentes de uso terapéutico sólo son válidas en España desde 1986, y todas las patentes duran 20 años). Así, dentro de unos 10 anos, un medicamento, tras haberse vendido en exclusiva por la empresa propietaria de su patente, sí que podrá ser parcialmente sustituido por genéricos más baratos al caducar dicha patente. En la situación actual, la mayoría de medicamentos no se venden en exclusiva, lo cual es una consecuencia de la débil protección conferida por las patentes españolas anteriores a 1986.

Otra posible fuente de ahorro, recientemente sugerida en esta sección (EL PAIS, 10 y 26 de agosto de 1996), consistiría en entregar al enfermo exactamente la cantidad prescrita del medicamento, en lugar de envases con cantidades que exceden sus necesidades. Aunque pudiera parecer que con dicha práctica se gastaría menos, en realidad no sería así. Si se dispensase la mitad de comprimidos que en la actualidad para un determinado tratamiento, habría que pagar los comprimidos a un precio doble del actual. Esto se debe a que el coste de las materias primas para preparar medicamentos, especialmente los más caros, significa una parte relativamente pequeña de su precio de venta. En los medicamentos lo que más vale es la información de que un determinado producto químico es útil para combatir una determinada enfermedad. O sea, lo que vale es principalmente la tecnología, obtenida tras una costosa investigación y protegida legalmente mediante patentes.-

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