Cabrera Infante considera "desdichadas" las críticas de Cortés al cine español
Tras cinco años esperando sin éxito a que la Paramount aceptara producirlo, el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante ha decidido transformar en una novela su guión La ciudad perdida. La historia, que tuvo su origen en la idea del actor Andy García de recrear una especie de Casablanca en La Habana de la revolución castrista, es un drama familiar y político construido en torno al dueño del mayor cabaret del mundo, el mítico Tropicana de finales de los años cincuenta.Cabrera Infante no cree que el cine padezca un déficit de historias. "Hay muchísimos guiones", dice, "lo que ocurre es que los directores los desechan porque no saben leer". En el cine comercial en general, y en Hollywood en particular, los guiones son una especie de báscula para calcular al peso el presupuesto de una producción. "Si el guión tiene 120 páginas, la película dura dos horas y cuesta tantos dólares", parodia el escritor.
En la historia, el dueño del Tropicana, cuyas únicas preocupaciones son las armonías cubanas y la gestión de su grandioso cabaret, acaba dando el tipo, a la manera del Rick de Casablanca, tras sufrir la muerte de un hermano a manos de la policía y tener que organizar la fuga de otro a la sierra. Siguiendo el camino inverso a las adaptaciones, el guión acabará convertido en novela. "Un libro no espera por nada", comenta el autor.
Cabrera Infante, que intervino ayer en el seminario Escribiendo para el cine, organizado por Juan Cueto en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, sumó su voz a la de muchos otros escritores y cineastas para criticar al secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortés, por haber afirmado, el mes pasado en ese mismo foro, que "los últimos 13 años fueron los peores de la historia del cine español". La opinión de Cortés fue "desdichada", según Cabrera Infante. "Los últimos 20 años han sido extraordinarios para el cine español", señaló, "con directores de calibre internacional y un gran número de grandes películas; la cinematografía española es ahora más importante que la inglesa".
La intención declarada por el Gobierno de "flexibilizar" -en la dirección a suprimir- las licencias de doblaje mereció también una crítica del escritor. "El cine español", dijo, "empezó a tener problemas cuando se generalizó el doblaje; la industria española sería más poderosa si se distribuyeran menos películas dobladas y más subtituladas, porque el público quiere oír las cintas en su idioma".
Babelia
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