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La Fiscalía de La Habana pide 20 de años de cárcel para Vesco

Después de tres apretadas jornadas de juicio, el Tribunal Provincial de La Habana dejó visto para sentencia el juicio contra el financiero norteamericano Robert Vesco, prófugo de la justicia de su país, y su esposa, Lydia Alfonso, ambos acusados de estafa y varios delitos económicos, y para los cuales la fiscalía pide una condena de 20 y 10 años de cárcel, respectivamente. Vesco, de 60 años, vive en Cuba desde 1982 con el beneplácito del Gobierno de La Habana, tras haber huido de EE UU, donde era buscado como autor de un fraude de 224 millones de dólares (28.000 millones de pesetas). Diez años después, las autoridades castristas le otorgaron permiso de residencia en la isla "por motivos humanitarios".Vesco fue detenido el 31 de mayo de 1995 en su domicilio de La Habana, cuando desarrollaba en un laboratorio cubano la investigación de un medicamento para el tratamiento del cáncer y el sida. Según la fiscal del caso, Edelmira Pedriz, Vesco se hizo pasar por representante del Gobierno cubano ante vanos empresarios extranjeros, a quienes estafó cerca de un millón de dólares tras convencerles de las posibilidades del nuevo medicamento y establecer por su cuenta compromisos comerciales antes de haberse concluido la fase de investigación.

Durante la vista oral, que concluyó el domingo por la noche (madrugada de ayer en España), desfilaron ante el tríbunal más de una decena de altos cargos del Ministerio de Salud y de diversos laboratorios cubanos, quienes admitieron que durante un tiempo trabajaron junto a Vesco en el denominado Proyecto TX, si bien aseguraron que no se habían comprometido con él para la comercialización del medicamento.

Sobrino de Castro

Uno de ellos era José Antonio Fraga Castro, sobrino del presidente cubano, quien, como director de Labiofam, un laboratorio dependiente del Ministerio de Agricultura, asumió el proyecto en enero de 1995, poco después de que el Ministerio de Salud Pública hubiese ordenado suspender la investigación.La fiscal aseguró que el financiero norteamericano "presionó" a los funcionarios cubanos para que acelerasen las pruebas clínicas y se saltasen algunos requisitos de la investigación con el objetivo de comercializar el TX lo antes posible en el extranjero. Según Edelmira Pedriz, Vesco actuó de "mala fe" y engañó tanto a los inversores extranjeros como a los funcionarios.

Por su parte, el abogado de Vesco, Menelao Mora, basó su defensa en que el acusado siempre actuó de "buena fe", y en que, si entró en contacto con inversores extranjeros, fue "alentado" por los funcionarios cubanos con los que trabajaba, quienes le sugirieron que buscara financiación exterior para desarrollar el proyecto. Antes de concluir la vista oral, el tribunal concedió la palabra a Vesco, quien afirmó ser inocente. "¿Por qué iba yo a querer dañar y estafar al país que me salvó la vida?", dijo.

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