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De Charette viaja a Argelia para mostrar el apoyo francés a Zerual

Enric González

El ministro francés de Exteriores, Hervé de Charette, llegó ayer a Argelia para normalizar las relaciones bilaterales y demostrar que Francia apoya el proceso democratizador anunciado por el presidente Liamín Zerual. Durante su visita, la primera de un jefe de la diplomacia francesa desde 1993, De Charette firmará un acuerdo de cooperación económica y transmitirá a Zerual un mensaje de Jacques Chirac.La última gran visita francesa a Argel sucedió en enero de 1993 y fue protagonizada por el homólogo socialista Roland Dumas. Desde entonces, Argelia ha vivido en un círculo vicioso de terrorismo islámico y represión del régimen militar que, según el Quai d'Orsay, podría empezar a romperse con las medidas democratizadoras anunciadas por Zerual: referéndum para la reforma constitucional -que fortalecería al poder ejecutivo- antes de fin de año y legislativas antes de abril de 1997. "Argelia nunca será Suiza, y el grado de violencia es aún relativamente alto", pero Francia "está dispuesta a mantener relaciones fundadas en la amistad y la cooperación", dijeron al diario Le Monde fuentes diplomáticas de París.

La visita de De Charette a Argel estaba programada para junio, pero fue retrasada al producirse poco antes el secuestro y asesinato de siete monjes franceses. Durante el último año, el Quai d'Orsay ha redoblado sus esfuerzos para convencer a Zerual de la necesidad de democratizar con urgencia su régimen.

Frialdad de Chirac

Pese a la frialdad con que Jacques Chirac saludó la victoria de Zerual en las presidenciales de noviembre de 1995, desde ese momento se estableció un discreto pero constante contacto diplomático entre París y Argel. El principal interés de Francia en Argelia se circunscribe al terreno de la seguridad. El Grupo Islámico Armado (GIA) ha intentado involucrar constantemente a los franceses en la crisis política argelina para acrecentar la presión internacional sobre el régimen militar. Desde el secuestro de un Airbus de Air France en las navidades de 1994 hasta el asesinato de los siete monjes en mayo pasado, el terrorismo islamista se ha cebado en las vidas y los intereses de los antiguos colonizadores.Paralelamente, el GIA ha desarrollado redes de apoyo en Francia, y, entre julio y septiembre del año pasado, lanzó una cruenta campaña de atentados. La bomba en la estación de Saint Michel, el 25 de julio de 1995, convirtió la resolución del "problema islámico" en una prioridad absoluta del Gobierno.

Desde la anulación de la segunda vuelta de las elecciones de diciembre de 1992, tras una clara victoria islamista en la primera, y durante los peores momentos de crisis, Francia ha mantenido su ayuda financiera (120.000 millones de pesetas en créditos en los dos últimos dos años) y logística (armas y material policial) al régimen.

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