Unicef pide 'zonas de paz` para los menores en los conflictos armados

Un millón y medio de niños han muerto en guerras en los últimos 10 años. Unicef presentó ayer -en el curso Los niños y la guerra, de la Universidad Complutense en El Escorial (Madrid)- un Programa Antibélico, que pide zonas de paz para menores en conflictos armados. Los expertos ven prioritaria la rehabilitación de los niños-soldado y la prohibición de las minas terrestres, que causa una enorme sangría en la población infantil.

"No hay derecho del niño que no sea violado en la guerra". La terrible conclusión define el informe de la mozambiqueña Graça Machel -viuda del presidente Samora Machel, muerto en un accidente aéreo del que se acusó a la Suráfrica del apartheid-, cuyos datos se harán públicos en la asamblea de la ONU el próximo noviembre.El Programa Antibélico presentado por el presidente del Comité Español de Unicef, Joaquín Ruiz-Giménez, pide establecer zonas de paz para niños en las guerras que sean "áreas vitales de espacio humanitario incluso en los conflictos más sombríos". Unicef promoverá que esas zonas "sean consideradas como un principio del derecho humanitario internacional".

Además, Unicef propone la rehabilitación de los niños-soldado y la ampliación de la edad de reclutamiento a los 18 años; una normativa mundial de prohibición de minas antipersonal; medidas concretas para la seguridad de niñas y mujeres; educación para la paz y la tolerancia;. un Tribunal Internacional permanente que juzgue los crímenes de guerra. "Ya no basta con matar adultos, también se elimina a las futuras generaciones dé enemigos", dice Ruiz-Giménez. "Como dijo una emisora de Ruanda, para acabar con las ratas grandes hay que matar a las crías".

"Por todo ello", señala el presidente de Unicef-España, "hay que movilizarse ante la situación de la infancia de esos países donde existe una pobreza crítica. Se trata de toda una revolución pacífica, pero imprescindible, porque llama la atención el contraste entre la avanzada normativa jurídica sobre niños desde la Convención de 1989 y la situación real". Ruiz-Giménez abogó ayer por el 0,7% y el diálogo entre el Gobierno y las ONG, así como por cancelar la deuda externa de los países pobres "o cuando menos convertirla en servicios sociales para la infancia en cada país deudor".

"La mayoría de víctimas en las guerras modernas son civiles", dice Francisco González-Bueno, vicepresidente de Unicef España, "y más del 80% son mujeres y niños. Los pequeños no sólo sufren daños físicos, sino tremendos traumas psíquicos, porque han visto morir a su familia o han quedado abandonados. De ahí la necesidad de concienciar a las sociedades civiles del mundo desarrollado para que la educación en tolerancia acaba imposibilitando los conflictos. La responsabilidad de los pales ricos en esas guerras es muy alta".

González-Bueno cita como ejemplo las minas antipersonal: "Es lacerante que se fabriquen en el mundo desarrollado. España respeta una moratoria de venta, pero queremos llegar a la Prohibición de su fabricación. Son un gran negocio, porque hacer una cuesta unas 600 pesetas, y quitarlas 50.000. Además de la matanza que suponen, impiden la vida cotidiana, el cultivo de los campos, el transporte".

Un problema clave son los niños-soldado. Según el informe Machel, el reclutamiento infantil en las guerras va a más. "Se les separa de la familia y se les enseña a matar", expone en su informe Graça Machel. "De ahí que el esfuerzo para rehabilitarles debe pasar por reunificar en lo posible a la familia, o al menos hacerle integrarse con parientes". "En 1988 se calculaba que había 200.000 niños-soldado", dice Ruiz-Giménez, "pero ha habido más guerras desde entonces".

Cruz Roja integra a niños refugiados en sociedades como la española. "En 1995 acogimos a 3.788 niños, sobre todo procedentes de la ex Yugoslavia o la ex URSS, y también de África y Asia", dice Estrella Rodríguez, directora de Actividades y Servicios de Cruz Roja Española y participante en el curso. "La idea es que tengan garantizado la vivienda y servicio, sanitario, y que lleguen a conseguir asilo político

Rodríguez plantea problemas que acechan a los acogidos: "El niño acarrea consigo los traumas de los adultos. Aunque sea más flexible que los mayores, sufre el choque con una cultura y una sociedad muy distintas, sobre todo los niños africanos. Y puedes haberles brindado todo apoyo, pero dentro de casa quizá el clima de los padres sea insufrible".

Entre los expertos del curso figuran Juan María Bandrés, presidente de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR); Olaf Valverde, director general de, Médicos Sin Fronteras (MSF); Pilar Estébanez, presidenta de Médicos del Mundo; el estadounidense Francis Deng, de The Brookings Institution; Vitit Muntarbhom, jurista tailandés; y Rachel Brett, de la Oficina de los Cuáqueros ante la ONU.