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FARMACOLOGÍA

Antes de que la migraña ataque

Javier Sampedro

Como todo tópico, el que relaciona la migraña con la resignación femenina tiene un poso de verdad: la dolencia afecta al triple de mujeres que de hombres y es creencia común que contra ella no cabe más prevención que sentarse a esperar el estallido de la próxima crisis, y tratar luego de paliar como sea posible el dolor.

Los investigadores del cerebro, sin embargo, ya tienen un cuadro bastante completo de las causas bioquímicas de la enfermedad, y creen que es hora de generalizar la utilización de los nuevos fármacos preventivos que impiden la aparición de los ataques.

La clave es que la migraña se desata en dos fases sucesivas y aparentemente contradictorias. Primero, las redes de capilares sanguíneos del cerebro -los finos vasos que enlazan la circulación arterial con la venosa- sufren una contracción que dificulta el flujo. Segundo, y como consecuencia de la fase anterior, unos atajos entre las arterias y las venas (llamados anastomosis) se dilatan para permitir que la sangre eluda el atasco en los capilares. El dolor surge entonces y se propaga por un lado de la cabeza.

Los fármacos que hasta ahora se han revelado como más eficaces se utilizan una vez que el dolor ha aparecido, y actúan sobre la segunda fase, revirtiendo la dilatación de los atajos arteriovenosos. Los nuevos tratamientos preventivos se administran continuamente, sin esperar a la crisis, y funcionan sobre la primera fase, impidiendo la contracción original de las redes de vasos capilares.

Serotonina

Paradójicamente, ambos tipos de fármacos actúan sobre la misma molécula cerebral, un neurotransmisor llamado serotonina. Para afectar a la contracción de los vasos sanguíneos, la serotonina debe unirse a unas proteínas que son sus receptores, y éstos son de dos tipos.Los de tipo 1 tienen la capacidad de constreñir los atajos arteriovenosos, y son los actizados por los fármacos paliativos. Los de tipo 2, en cambio, son los culpables de la constricción original de los capilares. La nueva generación de fármacos preventivos actúa reprimiendo a éstos receptores de tipo 2.

Los nuevos fármacos, algunos de ellos en desarrollo por los laboratorios Almirall y Ferrer, ambos de Barcelona, permitirán la generalización del tratamiento preventivo gracias a su baja toxicidad, según los científicos reunidos la semana pasada en el seminario Fármacos y sus receptores, dirigido por el catedrático Antonio García en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.

"El tratamiento preventivo ya puede usarse incluso en pacientes que sólo sufren crisis raramente, siempre que éstas sean intensas", afirman el director de investigación de Almirall, José María Palacios, y el catedrático de Farmacología José Horga.

También puede extenderse su uso a las mujeres cuya menstruación suele venir acompañada de una crisis migrañosa. Una razón para generalizar la prevención es que la migraña incapacita con frecuencia al paciente para el trabajo. Además, hay indicios de que puede conducir a problemas vasculares de gravedad.

Dolor de cabeza

La migraña no debe confundirse con un mero dolor de cabeza, por fuerte que éste sea: la demostración es que los fármacos contra la primera resultan por completo inútiles frente al segundo. El dolor en la crisis migrañosa ocurre en un solo lado de la cabeza, es pulsante, se agrava con más actividad física y suele ir acompañado de fobia a la luz y al sonido, náuseas y vómitos. La padece el 10% de la población adulta, y el 5% de los niños.Uno de los tipos de migraña -la denominada "con aura", cuyas crisis vienen precedidas por diferentes perturbaciones sensoriales- tiene un componente genético de propensión en el enfermo. Pero las migrañas más frecuentes se desencadenan causadas por factores hormonales, tales como la utilización de las píldoras contraceptivas y el inicio de la menstruación y, de hecho, las crisis suelen desaparecer en el transcurso del embarazo o tras llegar la menopausia. La falta de azúcar en sangre es otro factor desencadenante.

Aunque todavía es algo que permanece rodeado de polémica, entre la comunidad científica se va abriendo camino la idea de que la migraña es sólo un aspecto más de un "proceso paroxístico" más amplio que puede incluir, además de los ataques migrañosos, crisis de epilepsia y de depresión, fenómenos todos ellos relacionados con disfunciones de la serotonina.

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