Juan Perucho reúne todos sus cuentos en 'Fabulaciones'

Cuando, hace 50 años, el joven Juan Perucho publicó su primer libro de versos, Eugenio d'Ors le dio uno de los consejos que nunca se olvidan: "Por el tipo de literatura que usted hace, más le valdría tener un segundo oficio". Y lo tuvo: juez rural; lo que le permitió escribir y ser libre. El resultado: 200 títulos en catalán y castellano, indistintamente, y esto lo recordaba ayer el escritor en la presentación de Fabulaciones (Alianza Tres), que recoge todos sus cuentos.

Juez rural y también una suerte de juez de paz (según Andrés Trapiello, quien presentó el libro, el juez Perucho absolvió siempre a todos los que la Benemérita le puso delante; "hombre, a todos, a todos", intentaba defenderse Perucho, visiblemente complacido), que ha podido haciendo caso a Eugenlo D'Ors y a su padre, comerciante catalán que sabía de vocaciones y de resultados, dedicarse a lo que a él de verdad le gusta: leer, escribir y comprar libros. "Mi literatura se explica por mi biblioteca", admitió, y ésta está formada por unos 30.000 volúmenes."Siempre he hecho la literatura que más me ha gustado, al margen de las modas o de las tendencias comerciales", dijo Perucho. "El centro de mi trabajo narrativo se ha nutrido de la combinación de elementos imaginativos y de pura ficción con otros de raíz histórica". Poeta, articulista, crítico de arte, editor, perito en fantasmas, erudiciones y mistificaciones, Juan Perucho, según Trapiello, es uno de esos escritores "casi secretos, que uno se encuentra, como fue el caso de los primeros libros de Perucho que yo leí, en las librerías de viejo". Para la generación de Trapiello, y de tanta otra gente que encontró ventanas abiertas en los libros de gente como Perucho, Cunqueiro o Luján, frente a la literatura española imperante durante décadas, del autor de Fabulaciones sorprendía "su erudición, que no era la del erudito al uso, sino la del mistificador". Y Perucho se disculpaba con la misma cantinela: "Mi literatura se explica por mi biblioteca".

Y seguía Trapiello: "Todo el pasado está presente en sus cuentos, en donde se mezcla genialmente lo real y lo apócrifo, y esto lo logra con una pasmosa naturalidad. Y con ese humor, siempre tan fino, tan elegante, tan de señor, detectable en sus relatos, en sus artículos, en sus novelas, en sus invenciones.

"Los libros de Perucho nos muestran que el mundo es siempre mejor en la literatura y por eso en estos cuentos nunca hay malos, ni el mismísimo demonio lo es, y es que, en fin, Perucho nunca se ensaña con la realidad", afirmó Andrés Trapiello.