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La diplomacia española, a la zaga de sus socios europeos

España es, según las autoridades de Cuba, el primer inversor europeo en la isla y su primer socio comercial en el Viejo Continente. La diplomacia española debería llevar, por tanto, la voz cantante a la hora de intentar defenderse y replicar a la ley Helms-Burton, que acarrea sanciones para las empresas extranjeras afincadas en Cuba. Hasta ahora, sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores ha estado más bien a la zaga de algunos de sus socios europeos.Los jefes de la diplomacia de la Unión Europea (UE) se reúnen el lunes en Bruselas para examinar cuál será su respuesta después de que tres empresas europeas hayan sido amenazadas con sanciones, pero es probable que se conformen con una nueva declaración de condena y sólo adopten medidas si el presidente Bill Clinton no suspende antes del lunes la aplicación de la parte más dañina de la ley, su capítulo tercero.

Al margen de plantear la disputa ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), lo que ya ha hecho la UE, los Quince pueden reaccionar de dos formas: adoptando, individual o colectivamente, una legislación antiembargo que impida a sus empresas acatar la ley Helms-Burton, o tomando represalias comerciales en el sector de los servicios (transporte aéreo y marítimo y telecomunicaciones), que no está regulado por la OMC.

El PSOE intentó el 28 de mayo pasado instar al Gobierno, mediante una proposición no de ley que respaldó IU, a promover una legislación que proteja a los inversores españoles en Cuba, inspirada en la que ya posee el Reino Unido, pero el Grupo Popular logró derrotarla por los pelos en el Congreso y propuso un texto alternativo edulcorado.

Guerra de represalias

Hubo que esperar más de un mes para que el ministro de Exteriores, Abel Matutes, hablase, por primera vez, con cierta precisión de la posibilidad de introducir medidas legales en España para que las empresas españolas no deban acatar la jurisdicción de EE UU. Tales medidas, dijo en El Escorial el jueves, ayudarán a " contrarrestar la ley Helms-Burton" y a "evitar caer en una guerra de represalias".La palabra "represalias" asusta aún a la diplomacia española, a pesar de que figure en una declaración ministerial de la UE y que un Gobierno tan afín a EE UU como el conservador británico no tenga reparos en emplearla y otros como Francia también la utilicen.

"La defensa de los intereses españoles no se puede articular eficazmente por nuestra cuenta, sino en coordinación con nuestros socios, y, como somos el país más comprometido económicamente en Cuba, debemos desempeñar un cierto liderazgo sometiendo propuestas a los demás", afirma un diplomático español. No es ésta la vía elegida. El secretario de Estado de Comercio, José Manuel Fernández Norniella, declaró ayer que sólo si se aprecia en Bruselas cierto consenso, España se sumará a él.

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