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Mirta Ibarra: "Recordaré siempre a Titón como el hombre del amor, el rigor, y la honestidad"

La viuda del cineasta Cutierrez Alea presenta en Madrid un libro, sobre su marido

Rocío García

"Siempre le recordaré como el hombre del amor, el rigor y la honestidad". Dos meses después de la muerte del cineasta cubano Tomás Gutiérrez Alea, su mujer, la actriz Mirta Ibarra pasa de la risa a la tristeza al recordar sus 23 años junto a "una de las personalidades más profundas del cine latinoamericano" y un hombre con el que se sintió "pájaro libre, amado y protegido". Llora cuando confiesa: "Los años de su enfermedad fueron los más felices a su lado. Quizás es una paradoja, pero así es". Mirta Ibarra asiste hoy en Madrid a la presentación de un libro sobre el realizador de Fresa y chocolate, escrito por el cubano José Antonio Évora y editado por Cátedra y Filmoteca Española.

Algo más delgada, Mirta Ibarra dice que va a intentar ser lo más objetiva posible -"algo difícil cuando se trata de alguien a quien he amado tanto"- al abordar la figura cinematográfica de Tomás Gutiérrez Alea, fallecido en La Habana el pasado 16 de abril después de una larga enfermedad. "Fue, sin duda, una de las figuras más importantes no sólo del cine cubano, sino del cine latinoamericano. Su profundidad de planteamiento y rigor intelectual marcaron su vida y su cine", susurró ayer en Madrid. Fueron muchos años junto a un hombre "profundamente marxista", que nunca quiso abandonar Cuba y que luchaba tenazmente contra el tiempo. "De siempre tenía la sensación de que no tenía tiempo para nada. Todas las noches se iba a la cama con siete libros bajo el brazo, porque no le alcanzaba el tiempo para leer. Y yo todas las noches me reía" recuerda Ibarra."Era demasiado cubano". Así explica su mujer porqué Gutiérrez Alea nunca quisiera abandonar Cuba. "Tenía un compromiso con la realidad cubana, luchó por mejorar esa realidad antes y después de la revolución en la medida de que disponía, que era el cine. No le interesó nunca vivir fuera y criticar lo de dentro. Desde dentro es donde se tiene que tratar de cambiar la realidad. Algo que no fue comprendido ni por los extremistas de Miami ni por los extremistas de Cuba y que intentaron manipular. El mito de que si se critica la realidad se da armas al enemigo se ha venido abajo", dice la actriz, quien confía en que la historia, implacable, pondrá las cosas en su sitio.

Dos obsesiones rondaron el cine de Titón Gutiérrez Alea, según su mujer. La muerte y el paraíso estuvieron presentes en sus 12 películas, desde la primera, Historias de la revolución (1960), a la última, Guantanamera (1995), pasando por Memorias del subdesarrollo (1968), Hasta cierto punto (1983) o Fresa y chocolate (1993). La enfermedad del cineasta le dejó sin poder andar los últimos meses de vida. El 31 de diciembre pasado fue el último día que se levantó. Pero Mirta Ibarra seguía entusiasmándole con la idea de que desde casa pudiera dirigir un guión que ella escribió y que trae bajo el brazo en este viaje a Madrid, Éramos tan vírgenes, una historia sobre una poetisa lesbiana que regresa a Cuba después de años de exilio y reconstruye su pasado de utopía revolucionaria. "Su parálisis la soportó con un estoicismo increíble, algo que no sucedió cuando ya no podía leer y ni ver cine. Recuerdo que la última película que vio fue El cartero. Se quedó maravillado y me pidió, que se la pusiera otra vez".

No duda ni un instante al confesar que fueron esos años de enfermedad los más felices de su vida. "¡Qué paradoja! Cuando tienes la muerte tan cerca, lo único que te interesa es vivir intensamente cada cosa, sin que nada te perturbe, todo lo demás pasa a un segundo plano", dice Mirta Ibarra, una actriz a quien Gutiérrez Alea exigió como a nadie. "Conmigo era riguroso, y exigente. Me llevaba fuerte. Como actriz me enseñó el rigor no sólo al abordar los personajes, sino a enfrentarme a todos los aspectos de la vida. Ahora sé que no se puede perder el tiempo en nimiedades", añade.

Mirta Ibarra tiene intención de publicar algún día todas las notas, dibujos, ideas y proyectos que ahora, tras la muerte de su compañero, está leyendo en su casa de La Habana. "He encontrado cantidad de ideas clasificadas y archivadas, por un lado las estéticas, por otro las filosóficas. También sus dibujos, que nadie conoce, que son de trazo limpio y tienen el mismo humor que sus películas".

Además de su guión, como actriz tiene dos proyectos, uno para finales de verano en Cuba, Un paraíso bajo las estrellas, una comedia de enredo e incestos en la famosa sala de fiestas Tropicana, que dirigirá Gerardo Chijona, y un futuro filme en Chile. Aunque a ella lo que más le gustaría es trabajar en España.

Si hoy, en la presentación del libro, se siente con fuerzas, leerá unas palabras sobre su marido que había escrito para una publicación en Cuba. Y terminará con unas palabras de César Vallejo que reflejan su vida sin Titón. "Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé..."

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