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EE UU y Rusia apoyan la caza de ballenas en defensa de grupos étnicos

Isabel Ferrer

La petición de suavizar el veto impuesto en 1986 a la pesca comercial de grandes cetáceos, cursada por los gobiernos de Japón y Noruega, Estados Unidos y Rusia, marcó ayer la apertura de la 48ª reunión anual de la Comisión Ballenera internacional. Tokio y Oslo desean ampliar las capturas y son partidarios de levantar la actual prohibición. Washington y Moscú apoyan en esta reunión anual sendas solicitudes de tribus indias y grupos étnicos por motivos rituales y de supervivencia.

En la cita, que se prolongará hasta el próximo viernes en la localidad escocesa de Aberdeen, deberá decidirse también el futuro de los arpones eléctricos usados ahora para matar ballenas.El Reino Unido y Nueva Zelanda apoyan su supresión porque, según aseguran, les causan sufrimientos innecesarios. El viceministro británico de Pesca, Tony Baldry, confió ayer en que la comunidad internacional apoye la postura británica de oponerse al levantamiento de la moratoria. En declaraciones efectuadas a la BBC manifestó: "no vemos ninguna justificación económica o social en la caza de ballenas".

Baldry consideró necesario presionar a Japón y Noruega, los principales países dedicados a la caza de ballenas y los más interesados en que se produzca el levantamiento de la moratoria. "Son dos de los países más ricos del mundo; nadie en Noruega va a pasar hambre porque se dejen de matar ballenas", recalcó y añadió que ninguno de estos dos países "necesita realmente esas toneladas de carne para sostener sus economías".

Australia, no obstante, aparece ya como el país más combativo en la defensa de la especie. Sus delegados han anunciado que se opondrán a la pesca con fines lucrativos y también a las peticiones de los indios americanos Makalí y los pueblos de la región autónoma rusa de Chukotski.

La tribu Makali vive al noroeste del Estado de Washington y dejó de pescar ballenas en 1920. Estados Unidos ha pedido ahora a la comisión que les permita capturar cinco ejemplares en el Pacífico, por motivos "rituales" y de subsistencia del propio colectivo". La Federación Rusa, por su parte, aduce también la supervivencia de los nativos de Chukotski, cuya dieta dependería de la carne de ballena. Para Australia, ambos grupos pueden buscar otras fuentes de alimentación y la pesca sólo revivirá antiguas ceremonias abandonadas con el tiempo.

Grupos ecologistas como Greenpeace comparten dicha opinión y van algo más lejos. "Si se permiten estas capturas, otros países formularán solicitudes similares y la pesca aumentará". La moratoria de 1986 no afecta a los grupos aborígenes que dependen de la ballena para sobrevivir. Así, en Siberia, pueden pescarse las grises y en San Vicente y las Granadinas, los rorcuales, entre otros lugares.

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