Chirac y Major advierten de que puede reabrirse la crisis de las 'vacas locas'

John Major y Jacques Chirac coincidieron ayer en que, si bien la guerra política de las vacas locas ha terminado, puede reabrirse en cualquier momento. "No se puede decir que [sanitariamente] haya terminado", dijo el presidente francés, para quien todo el episodio "demuestra que hay que ampliar el número de decisiones que se toman por mayoría cualificada". El primer ministro británico llegó a igual conclusión desde la perspectiva opuesta: "El Reino Unido nunca renunciará a su derecho de veto y no es partidario de ampliar las decisiones que se toman por mayoría".

Major advirtió que puede volver en cualquier momento a la estrategia de boicoteo. "Si se utilizan cánones normales de buena voluntad no necesitaremos utilizar de nuevo la política de no cooperación", afirmó.El Consejo Europeo acordó que las decisiones de levantamiento del embargo por etapas "se tomarán única y exclusivamente basándose en criterios científicos objetivos y de sanidad pública". Pero los científicos "siempre dejan una sombra de dúda", como reconoció el ministro italiano de Exteriores, Lamberto Dini, a este diario. Ya ocurrió cuando el levantamiento parcial del embargo sobre el sebo, el semen y las gelatinas: de seis organismos científicos consultados, cuatro ponían reparos a la liberalización de estos productos.

Eso puede repetirse en el futuro. La "responsabilidad política última de evaluar las posibles divergencias de los científicos recae en la Comisión, sobre la que cargamos una mayor responsabilidad", ilustró el secretario de Estado y portavoz de la presidencia italiana, Piero Fassino. Pero el Ejecutivo comunitario no es inmune a las presiones. Ya destituyó de la presidencia del Comité Veterinario a su director general adjunto Fernando Mansito, tras haberse opuesto al levantamiento parcial del embargo.

El jefe del Gobierno español, José María Aznar, muy satisfecho de los acuerdos alcanzados, minimizó ese peligro, pues "los Estados miembros tendrán la oportunidad de evaluar cualquier propuesta que haga". Lo importante, subrayó, es que no primen las "razones políticas", sino los criterios científicos, aunque reconoció que nadie puede "garantizar al l00%" el acierto de los comités de expertos.

Altos funcionarios del Ejecutivo comunitario reconocían que la responsabilidad ante los ciudadanos será fundamentalmente suya, pero ésta no actuará en el vacío. Estará flanqueada por los Gobiernos en el Comité Veterinario. Y por un nuevo Comité Científico Multidisciplinar que tratará de dirimir las posibles divergencias entre los distintos especialistas.

Otro problema que probablemente se presente es el de las exportaciones a los terceros países. Algunos analistas británicos interpretan que el acuerdo de la cumbre permite al Reino Unido iniciar casi inmediatamente estas ventas. No es así. Debe pasar por la Comisión y luego por los procedimientos comunitarios habituales (los comités). Es Bruselas quien decide también sobre estas ventas a terceros, en igualdad de condiciones con las exportaciones a la Unión, indican las conclusiones oficiales de los Quince. Y si un tercer país pide oficialmente importar antes de que se levante la prohibición, "la Comisión estudiará esta solicitud dentro del plan marco global, previa consulta a los comités científicos y veterinarios", según la declaración de la presidencia italiana, que carece de efectos jurídicos especiales pero recuerda el procedimiento normal.

Ocurre que, en puridad, señalan los expertos, la posibilidad de exportar antes al Tercer Mundo que a Europa queda excluida. Porque la Comisión debe examinar la solicitud y juzgar "dentro del marco global". Y éste es taxativo; "Las exportaciones a terceros sólo se permitirán en paralelo a las exportaciones por etapas a los otros Estados miembros".