La Comisión Europea exige a Major que se rinda y desista en Florencia de su boicoteo a la UE
La Comisión y la presidencia italiana de la Unión Europea (UE) multiplicaron ayer ante el Parlamento Europeo las reprimendas al Gobierno Major. Le exigieron que desista, en la cumbre de Florencia, de su boicoteo a las decisiones comunitarias. No habrá pacto global sobre las vacas locas si persiste en su obstruccionismo, advirtieron Jacques Santer y Lamberto Dini, los protagonistas de la crisis más flexibles ante Londres. Pero tendieron la mano. Si Major se rinde, los Quince acordarán mañana en Florencia el esquema para levantar en el futuro el embargo a las exportaciones británicas, auguró Santer.
El embargo no fue una maniobra política. Se decretó para proteger la salud. Y ni siquiera se considerará su levantamiento escalonado si Londres continúa con sus presiones políticas. Esa es la doctrina oficial de los Quince expresada ayer con insólita contundencia por Santer y Dini.El fin de la prohibición de exportar está "obligatoriamente condicionado a la erradicación de la enfermedad", cuya "cuna se encuentra en el Reino Unido", clamó el presidente de la Comisión. Esta mantendrá, "hasta el fin", su postura: Será "insensible a las presiones políticas, bloqueos o vetos, pues el error más grave que podríamos cometer sería convertir la crisis en un asunto político", dijo Santer.
El intento británico de politizar la crisis ha sido "contraproducente" para la pretensión de levantar el embargo, añadió el ministro italiano de Exteriores, Lamberto Dini. Ha suscitado en algunos la impresión de que se quería resolver mediante presiones políticas "cuestiones que requieren, por el contrario, medidas estrictamente basadas en criterios técnicos y científicos". Además, el boicoteo a la toma de decisiones de los Quince "es una ruptura de las obligaciones de lealtad", una violación del artículo 5 del Tratado de la Unión, que impone a todos el deber de cooperar, añadió con dureza. Los eurodiputados le aplaudieron, al interpretar que amenazaba a Londres con denunciarle ante el Tribunal de Luxemburgo por violar el texto básico de la UE. "Sin el compromiso" de anular el boicoteo, "no habrá acuerdo en Florencia", remató Santer.
El litigio no figura en el orden del día de la cumbre -el tema estrella debería ser el Pacto de Confianza por el Empleo-, aunque irrumpirá por la ventana. Y si Major impide el acuerdo, "la presidencia ejercerá sus competencias para que. la cumbre tome las decisiones a 14% advirtió Di ni.
La tempestad desencadenada por un Santer y un Dini saturnales pretende convencer a Major de que se doblegue y llegue así la calma chicha. Creen que está muy maduro. Y están convencidos de haber hecho todo lo posible para facilitarle una salida. El momento decisivo fue anteanoche, cuando la Comisión aprobó el "marco general" que contiene las condiciones previas, las etapas y los procedimientos para un futuro levantamiento escalonado del embargo a las exportaciones vacunas británicas.
El texto, basado en una propuesta británica, se endureció por triple vía.. El concepto levantamiento del embargo saltó del título, que quedó como "postura sobre la EEB [encefalopatía espongiforme bovina] y la protección de la salud humana y animal", subrayando la causa del mal; fijó más condiciones para autorizar las exportaciones (sacrificio selectivo de las vacas nacidas entre 1989 y 1993 y mantenimiento de la prohibición de exportar a terceros países mientras sigan embargadas las ventas a la UE); y negó el automatismo de los distintos escalones, que no sólo deberán ser aprobados por la Comisión, sino que pasarán por el cedazo de tres comités, veterinarios y científicos, en los que figuran los Gobiernos.
Marín y Oreja
Los comisarios más decididos a "no ceder ante el chantaje" fueron el portugués Pinheiro, los españoles Marín y Oreja y, sobre todo, el belga Van Miert. Al final, se aprobó el "marco general" y aunque sea un clavo ardiendo, Major se puede agarrar a él y venderlo a su opinión, con la coartada de que recoge -aunque endurecidas- bastantes de sus propuestas.El Parlamento apoyó a Santer y a Dini. El más hábil fue el popular Wilfried Maertens, al señalar que la guerra "hace más indispensable generalizar las decisiones tomadas por mayoría en el consejo", para evitar vetos. La más encendida fue la laborista Pauline Green. "¿Acaso la UE ha exportado la enfermedad al Reino Unido?" se preguntó. "No, viene de allí", por la "incompetencia" de su Gobierno, falto de "moral y de decencia", se respondió. "Yo vengo de Londres, soy británica, soy europea y estoy orgullosa de ser las tres cosas a la vez", sentenció. Cortó una oreja.
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