El general paraguayo Oviedo afronta un proceso por rebeldía y una pena de 15 años
Alzado esta vez sobre el techo de un automóvil, poco antes antes de su detención la noche del viernes, el general paraguayo Lino César Oviedo negó haberse sublevado en abril, llamó inepto, cobarde y corrupto al presidente Juan Carlos Wasmosy y garantizó su triunfo en las elecciones presidenciales de 1998. Oviedo se despidió de un millar de incondicionales concentrados junto a la guarnición de Capiatá, a 20 kilómetros de Asunción, lloró abrazado a su esposa, y luego se entregó al mando de la unidad asignada por la justicia. Oviedo deberá afrontar un proceso por rebeldía y, si es declarado culpable, puede ser condenado a 15 años de cárcel.
"Se siente, se siente, Lino presidente", gritaba su gente, a la que el reo prometió volver "como vuestro comandante en jefe".La detención del general, cuyo relevo al frente del Ejército desencadenó la crisis más seria de la joven democracia paraguaya, ha sido una de las decisiones políticas más duras tomadas en ese país desde el derrocamiento del dictador Alfredo Stroessner en 1989, y el proceso en su contra demostrará el grado de solidez de las instituciones establecidas en la Constitución. Mientras tanto, la casa del juez que dispuso la detención del sedicioso, Alcides Corbeta, permanece fuertemente custodiada para impedir reacciones violentas. De ser encontrado culpable, el acusado puede ser condenado hasta 15 años de prisión y le será prohibido ocupar cargos públicos durante dos periodos consecutivos de Gobierno, 10 años de inhabilitación en total.
"Wasmosy no comunicó a nadie y se fue; se escondió en una embajada yanqui". En la arenga de Capiatá, el ambicioso general atacó con dureza al jefe del Ejecutivo, cuyas órdenes de pasar a retiro desobedeció el 22 de abril, y acató únicamente cuando le fue prometido el nombramiento de ministro de Defensa. La sorprendente cesión presidencial debió ser retirada al arreciar las protestas populares y diplomáticas.
"Inepto, corrupto, cobarde"
El presidente, según las invectivas de Oviedo, tuvo miedo de su comparecencia ante el Parlamento nacional con pruebas de la corrupción oficial existente. "Por eso llamó a este pobre juez Corbeta para mandarme a la cárcel". Y cargó de nuevo momentos antes de ser detenido: "Primero demostró ser el peor presidente del Paraguay, un inepto total; segundo, demostró ser el más corrupto presidente del Paraguay, y, tercero, demostró ser el primer presidente cobarde que abandona su Gebierno".
Sostuvo, asimismo, que Wasmosy inventó la sublevación para poder disolver el Congreso en una maniobra similar a la ejecutada hace cuatro años por el presidente peruano, Alberto Fujimori. Uno de los objetivos de esa hipotética conjura contra la democracia sería impedir las recientes elecciones internas del gubernamental Partido Colorado, ganadas por el stroessnerista Luis Argaña, enemigo jurado de Wasmosy desde su derrota en la designación presidencial por el partido tras un escrutinio favorable al actual jefe que aquél consideró tramposo.
Lino Oviedo, por otra parte, afirmó disponer de pruebas de la corrupción del jefe de Gobierno que hará públicas en su momento, "no tendrá otra alternativa que renunciar". Se mostró convencido de que fue apartado de la dirección del Ejército por oponerse a la construcción del segundo puente internacional con Brasil, una multimillonaria obra en la que participan empresas vinculadas al gobernante paraguayo. Oviedo ha fundado una nueva facción en el partido oficial, la Unión Nacional de Colorados Éticos, con la que espera ganar las elecciones.
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