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Londres rebaja a bloqueo selectivo su boicoteo sistemático contra la UE

Xavier Vidal-Folch

El Gobierno británico movió ayer pieza en el tablero que le enfrenta a sus socios de la Unión Europea (UE) por la polémica de las vacas locas. Suscribió tres de las veinte decisiones sometidas a la regla de unanimidad que los quince ministros de Exteriores debían tomar. Pasó así el boicoteo sistemático al bloqueo selectivo de Unión. El secretario del Foreign Office, Malcolm Rifkind, fue reprendido por sus colegas, aunque en un ambiente de esperanza de inminente distensión.

El ministro alemán de Sanidad puso el contrapunto de dureza, anunciando que denunciará a Londres ante el Tribunal de Luxemburgo.Aunque dijo que no reaccionaba ante la llamada del presidente de la Comisión, Jacques Santer -quien había declarado el domingo, con dureza, que muchos empiezan a cuestionar la permanencia del Reino Unido en la UE-, Rifkind le respondió triplicando su "gesto de buena voluntad". El secretario del Foreign Office había anunciado previamente que no boicotearía la decisión de firmar un acuerdo de asociación de la UE con Eslovenia. Pues bien, aprobó además otros dos: el mandato a la Comisión de que negocie un acuerdo de asociación con Argelia, y la concesión de una ayuda financiera a la OSCE para organizar las elecciones de septiembre. Tampoco se opuso al compromiso de otorgar 400 millones de ecus (64.000 millones de pesetas) para la reconstrucción urgente de Bosnia.

Londres aprobó estas iniciativas. Quebró así su boicoteo sistemático a las decisiones de la UE. Lo convirtió en un bloqueo selectivo, que justificó por la "urgencia" de las medidas y la necesidad de no causar perjuicios a terceros.

Pero Rifkind dio además otras pruebas de que su Gobierno ha iniciado un cierto giro. Por vez primera dijo ante sus colegas que su plan de erradicación de las vacas locas supondrá el sacrificio de un mínimo de un millón de reses. E insistió en su propuesta de pactar con los Quince un "marco general" para liquidar la epidemia. Pero -y en ese detalle está lo aparentemente trascendente-, no exigió, como hasta ahora, que ese "marco general" incluya fechas precisas para levantar el embargo al vacuno británico.

Al presidente de turno, el italiano Lamberto Dini, esa relativa marcha atrás le supo a gloria, pues teme que el asunto de las vacas absorba toda la atención y enloquezca a los líderes en la cumbre europea de Florencia, los próximos días 21 y 22. Dini dijo que los Quince se solidarizaban con Londres, "pero no les ofrecemos ninguna solidaridad con el método [el boicoteo] empleado". Otros -entre ellos el holandés Hans Van Mierlo- sugerían que la propuesta del "marco general" por la Comisión es inminente. Pero Santer no renuncio a presentar ese texto sólo cuando Londres haya cejado de boicotear.

Si el ambiente era de esperanza por vez primera desde que empezó la crisis hace casi tres meses (el pasado 20 de marzo), también los 14 socios del Reino Unido recompusieron un acuerdo de fondo: regañar a los díscolos británicos por su "actitud absurda".

Y todos sostuvieron que "lo prioritario es la salud de los consumidores", como manifestó el español Abel Matutes, recriminando el boicoteo "porque dificulta la decisión, también en este asunto". ¿Por qué? No por prurito, sino "porque si las Opiniones públicas llegan a pensar que levantamos el embargo por una presión política", toda la credibilidad se vendría abajo.

El alemán Klaus Kinkel, uno de los más radicales frente a Londres, no quiso "echar gasolina al fuego". Pero, desde Bonn lo hizo su colega de Sanidad, Horst Seehoffer, marcando distancias con el relativo optimismo reinante: anunció que Alemania denunciará a la Comisión ante el Tribunal de Luxemburgo por haber realizado el levantamiento parcial del embargo (sobre las gelatinas, sebo y semen). Más aún, los länder añadieron que proseguirán hasta septiembre con su embargo, unilateral, decidan lo que decidan los demás.

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