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Fernando Royuela narra las desventuras de un guardia jurado del Prado

El escritor presenta su primera novela

Andrés Fernández Rubio

Un guardia jurado del Museo del Prado llamado Jimmy Cruz, "bruto pero con una listeza natural", según lo define Fernando Royuela, le ha servido a este abogado madrileño de 33 años para debutar como novelista con El prado de los monstruos. La obra se presenta hoy en Madrid, a las 19.00 en la Fnac de Callao, junto a otros dos títulos de la editorial Lengua de Trapo: la reedición de La noche del tramoyista, de Pedro Zarraluki, y el dietario Arsenal, de José Carlos Llop.

"Yo me llamo Jimmy Cruz, Jimmy por Santiago, Cruz por la cruz de Cristo y una vez comí angulas". Las señas de identidad del vigilante jurado inventado en El prado de los monstruos se completan con las presiones que sobre él ejerce su mujer, la Nati, con la que tiene dos hijos, Noelia y Richard, y que lo considera un fracasado. "Jimmy Cruz ve la vida desde la verdad de lo rastrero", dice Royuela para definir al vigilante, cuyas reflexiones son recogidas por un oscuro periodista llamado Losorujos. Royuela leyó hace meses la noticia de un periódico en la que el editor de Lengua de Trapo, José Huerta, solicitaba originales. Envió El prado de los monstruos y su texto fue aceptado. Ya está escribiendo otra novela.En tres partes, en las que Jimmy Cruz se adentra en el metro, en el Museo del Prado y en su ambiente familiar, el autor describe un Madrid barroco, "bajo cuyas apariencias sale, cuando rascas un poco, la verdad de la calle, situaciones deprimentes que no tienen nada que ver con la verdad oficial", afirma.

Royuela dice haber paseado mucho por el museo durante la elaboración del libro, observando los detalles que en el texto cuenta Jimmy Cruz, "quien mantiene una relación brutal con los cuadros: los ve como a billetes de banco holandeses, y prefiere los billetes, dice.

"No dejes que te expriman la fuerza, ni que te chupen la inteligencia igual que se chupa la cabeza repleta de una gamba antes de escupirla". Así es el ideario de Jimmy Cruz, y su creador, Fernando Royuela, reconoce influencias de Cela y otras que entroncan con La Celestina y la picaresca. Ha querido huir "del neoclasicismo ñoño imperante, de corte intimista y anglosajón", declara, "y del afán de perseverar en una narrativa estrictamente cinematográfica".

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