Gore agradece a Aznar que España endurezca la relación con Cuba en favor de la democracia
José María Aznar recibió ayer los primeros elogios por su política exterior. Se los hizo el vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, que celebró el endurecimiento de España con relación a Cuba poco antes de que su anfitrión español confirmase, en rueda de prensa conjunta en La Moncloa, la interrupción de la cooperación oficial con La Habana, aunque mantendrá la ayuda humanitaria. Previamente, Gore aseguró en el Ministerio de Exteriores, ante numerosos universitarios y profesionales, que está "reconfortado por la visión más ambiciosa del Gobierno Aznar para lograr una democracia en Cuba".
Gore terminó ayer su primera visita a España, durante la cual no fue recibido por el Rey. Cuando preparaba el viaje, el embajador de EE UU, Richard Gardner, solicitó una audiencia con el Monarca, pero se le contestó que no sería posible porque Don Juan Carlos estaría fuera de Madrid, según fuentes diplomáticas norteamericanas. El Rey participó ayer con el velero Bribón en el trofeo Conde de Godó en Barcelona. Además de conocer a Aznar, Gore vino a ver a su hija Karenna que ha pasado una temporada en Madrid.Aznar se estrenó ante la prensa acompañado por un mandatario extranjero. Quiso ser simpático y salpicó la conferencia de bromas y anécdotas. Contó, por ejemplo, que había dado de comer a su huésped jamón. "Le gustó bastante, lo cual es muy importante a los efectos de que podamos poco a poco introducirlo en EE UU", dijo.
Él y Gore, añadió más tarde, comparten aficiones y dan la imagen de personas "serias y con convicciones", aunque su interlocutor "es un poco más mayor" -tiene 48 años mientras Aznar ha cumplido los 43-, "pero ése es un defecto absolutamente subsanable".
El jamón o el buen entendimiento personal incitaron a ambos a restar importancia a las tensiones surgidas entre EE UU y los demás países industrializados, especialmente la Unión Europea, a propósito de la aplicación de la ley Helms-Burton, que prevé sanciones para las compañías extranjeras que "trafiquen" en Cuba con antiguas propiedades norteamericanas expropiadas por Fidel Castro. Algunas empresas españolas están amenazadas.
No existe "ninguna tensión", aseguró Gore, porque "el objetivo común de EE UU y de España es llevar la democracia a Cuba". La ley, había explicado antes, "no pretende generar animosidad entre EE UU y sus amigos, sino acentuar la presión sobre Castro para favorecer una transición". "El sentido común nos llevará a todos a tomar medidas con precaución para evitar problemas", añadió.
El presidente español fue igualmente moderado: "He visto una receptividad muy alta por parte del vicepresidente, y estoy absolutamente convencido de que el Gobierno de EE UU es muy sensible". Para acabar de relajar el ambiente bromeó de nuevo sobre su interés por Cuba, a pesar de lo cual, dijo, "todavía no he tenido tiempo hoy de fumar un habano", como suele hacer después del almuerzo. Hace una semana el ministro de Exteriores, Abel Matutes, tachó de "inaceptable" la ley.
Aznar aseguró, no obstante, que estará "atento a lo que significan los intereses españoles en Cuba", pero no quiso pronunciarse sobre la petición del grupo socialista de adoptar una legislación específica, como la de Canadá o el Reino Unido, para protegerlos ante EE UU. Otros países europeos, como Francia o Alemania, no han estimado necesaria su adopción porque se consideran defendidos por la UE. "Tenemos tiempo para, en su momento y sin precipitación, tomar la decisión más conveniente", dijo.
Tres prioridades
"No haremos nada para fortalecer a Castro", señaló el presidente, quien confirmó "la revisión [de la política] del anterior Gobierno socialista sobre Cuba". Sus tres prioridades son "la democracia, los derechos humanos y la ayuda humanitaria al pueblo cubano" a través de Organizaciones No Gubernamentales independientes. En claro, la ayuda oficial, consistente esencialmente en créditos blandos y becas a estudiantes cubanos, ha quedado de hecho suspendida.
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