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Un centro de Madrid niega la autopsia de una fallecida de Creutzfeldt-Jakob

Los neurólogos del Ramón y Cajal y la familia deseaban la prueba

Ana Alfageme

"Extremadamente peligroso" consideraron los médicos patólogos del hospital Ramón y Cajal de Madrid hacer la autopsia a la última enferma con síntomas de Creutzfeldt-Jakob (ECJ), quien murió la semana pasada. Abrir el cadáver "sin medíos con los que el hospital no cuenta" era contagioso, según la dirección. Tanto el neurólogo -que no cree la prueba tan arriesgada- como la familia de la mujer, de 56 años, deseaban la autopsia. El caso se suma a otros ignorados por Sanidad por haberse negado los médicos a estudiar los cadáveres.

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Un estudio de Sanidad descubrió 51 enfermos de ECJ en España entre 1993 y 1994 y cinco en 1995, distintos de los diez atípicos ingleses y relacionados con el mal de las vacas locas (véase EL PAÍS del pasado 23 de marzo). Estos datos son insuficientes, según Sanidad, ya que se enviaron voluntariamente por los hospitales españoles. Así, este último caso se suma a otros, ocurridos en centros hospitalarios que se niegan a hacer autopsias por miedo al contagio entre sus médicos, según fuentes del sector. En la literatura científica se cita el valor, para el diagnóstico, del estudio al microscopio electrónico del cerebro del paciente.Aunque no se estableció la relación entre el consumo de vacuno y los afectados españoles, entre ellos había personal sanitario, un ganadero, un procesador de carne y tres personas que comieron frecuentemente ojos y cerebro de animales. Fuentes de aquella investigación, indicaron -con prudencia- que la falta de autopsias y comunicación de nuevos enfermos no permiten descartar totalmente la existencia de casos en España semejantes a los británicos.

Expertos ingleses vincularon 10 casos raros de ECJ con la ingestión de vísceras de res contaminada. Estos diez casos atípicos ocurrieron en menores de 42 años y evolucionaron más lentamente (20 meses) que el curso habitual (13 meses).

Carmen [nombre supuesto de la paciente] falleció hace diez días, meses después de que su dolencia comenzase con pérdida de equilibrio en el verano de 1995 El jefe de Neurología del Ramón y Cajal, Alberto Gimeno, está ahora convencido -a falta de la autopsia- de que la mujer murió por la ECJ, caracterizada por falta de equilibrio, rigidez y demencia. El mal es mortal, incurable y poco frecuente: mata anualmente a una persona entre un millón.

El diagnóstico en el caso de Carmen no fue fácil. Hubo dos datos que despistaron a los neurólogos: uno en el electroencefalograma y otro en la resonancia magnética. "Tuvimos que bucear en la biblioteca", recuerda Gimeno, de 63 años, que ha visto sólo seis casos de ECJ en toda su vida. Carmen no fue tratada con hormonas del crecimiento y no sufrió operación cerebral alguna.

La madre de Carmen sí tenía una carnicería cuando ella era niña. Carmen escogía cuidadosamente la carne -generalmente de ternera- que se comía en casa, aunque, según una hija, ingería riñones o asadurilla. No recuerda que consumiese sesos.

El especialista cree que hace muchos años, una mutación genética espontánea originó el prión en el cerebro de la mujer, una proteína modificada e infectante. Nada tendría que ver su alimentación, según Gimeno. El mal de Carmen resultó ser, por los dos datos infrecuentes citados, una rareza dentro de una ya rara enfermedad: Gimeno encontró sólo tres casos similares en revistas científicas. Él hubiera preferido hacer la autopsia, algo a lo que "moralmente" no puede obligar a sus compañeros.

María, una de las hijas de la enferma, describe como un "trago difícil" haber autorizado la autopsia de la madre y después quedarse sin saber si la prueba confirmaba la enfermedad. Los patólogos se negaron a estudiar el cuerpo alegando no tener medios para una maniobra a realizar con "normas de seguridad muy estrictas" según un responsable, Fernando González-Palacios. Pero las opiniones están divididas. El propio jefe de Anatomía Patológica, Vicente Navarro (de baja médica) se extrañó: "No me lo explico. La contagiosidad es menor que la del sída " dijo Por otro lado, la directora del centro, Lucrecia Suárez, señaló: "El agente causante no se inactiva, sobre todo en el cerebro. El centro no tiene una línea de investigación en esta enfermedad tan infrecuente. Por eso no se hizo la autopsia".

"Los médicos que cuidaron a mi madre dicen que el mal no es contagioso, salvo cuando se abre el cerebro, y ni eso lo tienen claro. Están indignados, como yo, porque no se ha hecho la autopsia" que, se lamenta la hija, "era de gran valor científico".

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Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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