_
_
_
_

Stephane Lissner afirma que no le interesan en el Real "divos sin tiempo para ensayar"

El futuro director artístico del teatro madrileño se reunirá el jueves con el patronato

El nuevo director artístico del Teatro Real de Madrid (TRM), el francés Stéphane Lissner, de 43 años, que se desplazará a la capital española el próximo jueves para explicar su proyecto artístico al patronato de dicha, institución, es el hombre que ha convertido el Théâtre du Châtelet en el de mayor prestigio de París, "Para mi es importantísimo contar con un gran director de orquesta y con un director de escena no menos bueno. Quiero que esas dos personalidades impongan su sello en el espectáculo", declara Lissner. "En el Teatro Real espero poder repetir lo logrado en el Châtelet. No me interesan los grandes nombres, los divos que no tienen tiempo de ensayar".

Stéphane Lissner añade que apuesta por cantantes "que ensayen junto con los directores un mínimo de cinco semanas", y no por "los que llegan el día antes de la actuación y se marchan cuando aún resuenan los aplausos porque un avión les espera para llevarles a cantar a la otra punta del planeta"Lissner no quiere desvelar ningún detalle de cómo será su primera temporada al frente del TRM, la 1997-98, "porque me parece de mala educación hablar antes con la prensa que con el patronato y el equipo directivo del Real".

De sus intenciones y de su experiencia en París se deduce, sin embargo, que los días de Ros Marbà como director musical del TRM están contados, porque Lissner ha asumido en el Châtelet esa función y ha buscado para cada espectáculo un equipo distinto que "garantizase la sintonía entre el foso y la escena".

La confusa situación política española no parece preocuparle demasiado, porque está habituado a tratar con responsables de todas las tendencias, aunque lo cierto es que el Chátelet vivía en un 50% de una subvención municipal y el resto de su presupuesto lo cubría vendiendo entradas, discos, retransmisiones radiofónicas, grabaciones televisivas y sus producciones a otros teatros. "Un 6% suplementario lo aporta un grupo de mecenas. Se trata de dinero en efectivo y eso es muy importante porque permite arrancar proyectos y encontrar el resto de financiación". En el TRM todo el presupuesto depende de las subvenciones del Estado -72,5% del Ministerio de Cultura y 27,5% de la Comunidad de Madrid-

"Para mí ir al Real es una aventura apasionante, un nuevo reto. El único problema es de tiempo. Es difícil montar la temporada 97-98 en tan pocos meses. Y hay que poner en marcha la orquesta y el coro. Y tengo que aprender español en dos meses". En París, Lissner ha cimentado gran parte de su prestigio en la comparación terrible y sistemática con la ópera de la Bastilla. Con un presupuesto entre cuatro y cinco veces más pequeño que el de la gran rival, el Châtelet servía de escaparate de la buena política cultural de la alcaldía -Chirac-, frente al despilfarro mayestático del Estado -Mitterrand-.

Ahora, con el ex alcalde convertido en presidente de la República, el papel del Châtelet ya no podía ser el mismo. Lissner lo sabe y quizá eso le ha empujado a la aventura madrileña. Sus relaciones con el actual alcalde -Jean Tiberi- eran inexistentes, y su propuesta de nombrar como directores de la orquesta de París al alemán Christoph von Dohnanyi y al holandés Frans Brüggen no eran bien vistas por quienes reclaman un francés para el cargo.

Empezar de cero

El maleficio que pesa sobre el TRM o la inestable situación de Elena Salgado, directora. general de la Funación Teatro Lírico, no le son desconocidos. "Los problemas del teatro han quedado atrás y ahora lo que hay es una sala con una acústica excelente y con la que casi habrá que empezar de cero. Madrid lleva muchísimos años sin ópera. Respecto a Elena Salgado, creo que las recientes elecciones no le han sido desfavorables. A fin de cuentas, a ella la han nombrado responsables socialistas pero también gente del PP. El problema de la politización de la vida cultural es parecido en todas partes, en Francia, Italia o España".En el Châtelet, Lissner había hecho una cuestión de principios el que "todos los montajes puedan viajar y así amortizarse en parte". Jean Luc Bondy, Patrice Chéreau, Jeffrey Tate, Daniel Barenboim, Pierre Boulez, Dieter Dorn o Stéphane Braunschweig son algunos de los nombres convocados por Lissner para hacer del Châtelet "un teatro de temporada y no de repertorio" y para "privilegiar la música del siglo XX frente a la del XIX".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_