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El secuestrador del 'Achille Lauro' huye de la cárcel en Roma

Majed Al Molqui, el jefe del comando palestino que, en octubre de 1985, secuestró el buque Achille Lauro y asesinó a Leon Klinghoffer, uno de los pasajeros que disfrutaban a bordo de un crucero por el Mediterráneo, se fugó el pasado 28 de febrero de la cárcel romana de Rebibbia. Hubiera debido de concluir aquel día un permiso de 12 días, y no regresó. La noticia, llegada al público con mucho retraso, ha desencadenado una nueva crisis diplomática entre Roma y Washington.Susana Agnelli, la ministra italiana de Asuntos Exteriores, afirma que "según las leyes penintenciarias italianas, la autoridad judicial puede decidir con plena autonomía conceder un permiso a un detenido que ha cumplido ya 11 años, de cárcel". Pero el Departamento de Estado norteamericano no se da por satisfecho y "exige una explicación". "¿Cómo es posible que un terrorista condenado, responsable de la muerte de un ciudadano norteamericano, estuviera fuera de la cárcel?", se preguntó ayer en Washington el portavoz Nicholas Burns.

Es una ley", replicó Agnelli en Roma a un periodista que, haciéndose eco de la protesta de Burns, le preguntó si puede ser considerada justa la norma por la que Al Molqui salió de permiso.

La crisis entre las dos capitales no es comparable con la que se desató hace 11 años, cuando, en el contexto del secuestro, el Gobierno de Bettino Craxi (dejó escapar a Yugoslavia a Abu Abbas, jefe del Frente de Liberación de Palestina en, el que militaba Al Molqui. Cazas norteamericanos interceptaron un avión que transportaba a Albbas y le obligaron. a aterrizar en la base italiana de Sigonella, pero Albbas no fue entregado.

Las tensiones actuales son, sin embargo, suficientemente fuertes como para que el primer ministro italiano, Lamberto Dini, prometiera el pasado miércoles al embajador de Estados Unidos, Reginald Bartholomew, que se hará todo lo posible por volver a detener a Al Molqui.

Condenado a 30 años, que hubiera cumplido en el 2010, el palestino obtuvo permiso para salir de Rebibbia el 15 de febrero y pasar una semana con unos amigos. En atención a su buena conducta, se le otorgó una prórroga de cinco días. Al Molqui firmó en el registro de entrada de la cárcel sobre las tres de la tarde del 28. Pero, por la noche, faltó al recuento. En realidad, no había vuelto.

El diario norteamericano The Herald Tribune sugería en su primera página de ayer que, en realidad, la fuga de Al Molqui había aliviado a las autoridades italianas de algunos problemas en las relaciones con los países árabes. También destacaba que, de no ser por un breve publicado por Il Messaggero el sábado, la noticia de la fuga no habría llegado al público.

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