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Arafat prohíbe los grupos paramilitares palestinos

Yasir Arafat estudiaba anoche una serie de medidas para evitar que el último atentado suicida erosione aún más su credibilidad como jefe máximo de todos los palestinos.Aficionado como es a las manifestaciones : vistosas, una de las primeras cosas que hizo el veterano líder fue ordenar un desplazamiento de sus tanquetas por algunos puntos de Gaza con el propósito de amedrentar a, sus adversarios del campo integrista musulmán. Se trata de un movimiento simbólico después de que Arafat anunciase la producción de todos los grupos paramilitares palestinos en las autónomas.

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La proscripción afecta tanto al brazo armado del Movimiento de la Resistencia Islámica, Hamás, como a la Yihad Islámica, y en un gesto con el que claramente busca adjudicarse barniz de ecuanimidad, incluso a los elementos armados de su propia facción, Al Fatah, como Halcones y Panteras Negras.También han sido puestos fuera de la ley Estrella Roja y Águilas Rojas, brazos armados del Frente Democrático y Popular Palestino y el Frente de Liberación de Palestina, respectivamente.

"Ésta ha sido una acción aborrecible y peligrosa. Ha sido perpetrada no sólo contra los israelíes, sino contra los palestinos y el proceso de paz", declaró Arafat en una breve aparición por televisión. "Tomaremos duras medidas contra todos estos grupos", añadió con voz trémula tras expresar sus condolencias al primer ministro de Israel, Simón Peres.

Operación cosmética

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Desde el inicio de la campaña de atentados suicidas de Hamás contra objetivos israelíes hace dos años, Arafat ha prometido, en vano, un "castigo ejemplar" a los extremistas. Ha recurrido a redadas contra los medios integristas, pero eran operaciones de pura cosmética, ya que en la mayoría de los casos ha tenido que poner en libertad a miembros del Hamás para no exarcerbar los ánimos entre los militantes musulmanes, cada vez más impacientes con su "política de concesiones y capitulación" ante Israel.

En la última semana, la policía de Arafat detuvo a cerca de 300 simpatizantes de Hamás en Gaza y emitió numerosas órdenes de captura.

Para Arafat resultó muy embarazoso descubrir que entre los detenidos figuraban miembros de sus aparatos de seguridad. Hace dos días, el Gobierno autónomo suspendió a varios policías, por sumarse a un acto de homenaje a El Ingeniero.

Su declaración de guerra contra Hamás y el resto de las células armadas pone estrepitoso fin a sus planes por incorporar a la oposición islámica al juego político.

Con la mediación de Egipto y Sudán, Arafat ha estado tratando vanamente desde hace meses de convencer al Hamás para que abandone la lucha armada. El fracaso era previsible si se tiene en cuenta que los islamistas vieron esas maniobras como una estratagema para atraerlos y neutralizarlos.

Si Arafat emplea la fuerza contra Hamás, se arriesga a ver engrosada la lista de sus enemigos. Hamás es un factor de considerable importancia y, aunque no todos sus simpatizantes apoyan su campaña de violencia terrorista, cuenta con una notable cuota de apoyo en las calles palestinas.

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