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¿Justicia o progreso en la pacificación?

Hay un obvio choque en Bosnia entre el interés de la justicia y el progreso de la pacificación. Nada lo refleja mejor que la desgana de la OTAN, pese al compromiso en sentido contrario de su secretario general, Javier Solana, en la identificación y arresto de presuntos criminales de guerra. El mando de la Alianza prefiere mirar para otro lado, como se desprende del reconocimiento por uno de sus portavoces de que sus fuerzas habían avistado la víspera, en Banja Luka, al líder serbobosnio Radovan Karadzic.Karadzic, contra el que La Haya ha dictado orden de captura como presunto genocida y criminal de guerra, estuvo en la principal ciudad serbobosnia coincidiendo con una reunión de los primeros ministros de los tres bandos bosnios con el plenipotenciario de la Unión Europea, Carl Bildt. Según el oficial al mando de las tropas que identificaron a Karadzic, rodeado de una cohorte de guardaespaldas, "no se daban las circunstancias para proceder a su arresto".

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El Tribunal de La Haya acusa de crímenes de guerra al general serbio capturado en Sarajevo

El fiscal Goldstone ha intentado sin éxito que las fuerzas estadounidenses y otras destacadas en Bosnia jueguen un papel más agresivo en la localización y captura de los encausados, pero el almirante Leighton Smith, jefe de los 60.000 soldados desplegados por la OTAN, no quiere a su gente distraída de su principal misión de separar a los adversarios y controlar su armamento. Los aliados temen, que convertirse en policías puede conducirles a choques armados que nadie quiere.

Para evitar nuevos arrestos del tipo de los realizados por Sarajevo el mes pasado en las personas de los dos jefes militares serbohosnios, ahora en La Haya, el negociador estadounidense para los Balcanes, Richard Holbrooke, negoció antes de abandonar su trabajo diplomático nuevas reglas con las tres partes. Las detenciones practicadas por el Gobierno bosnio no son sólo legales, sino coherentes con los acuerdos de Dayton, pero sus efectos son políticamente indeseables.

El nuevo código de conducta establece que sólo aquellos a los que La Haya ha incluido ya en su lista de presuntos criminales de guerra pueden ser detenidos y entregados para su extradición a las fuerzas de la OTAN. Radovan Karadzic caía el miércoles de plano en esta categoría.

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