Los militares saldrán reforzados frente al poder político en Defensa si se aplica el programa del PP
Los militares reforzarán su peso frente al poder político en el Ministerio de Defensa si el Partido Popular (PP) llega al Gobierno y aplica su programa. El PP se propone "reducir" la estructura del ministerio y, a la vez, opta por "potenciar" la figura del jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) y las competencias de los jefes de los tres ejércitos. Además, el PP prevé rebajar a Subsecretaría la actual Secretaría de Estado de Administración Militar, por lo que su titular tendría nivel inferior al Jemad -secretario de Estado- e idéntico al de los jefes de los tres ejércitos. Los planes generales de enseñanza de las academias militares o los programas de adiestramiento de los soldados y su reclutamiento ya no los redactaría como ahora el ministerio, sino cada cuartel general. Con estos planteamientos, el PP se inclina por una vía que pone en entredicho algunos de los avances más importantes de la transición a la hora de situar a los militares bajo el poder político.
En el programa oficial de los populares no se concreta la rebaja en el nivel del hoy secretario de Estado de Administración Militar, pero sí está incluida en los planes más específicos elaborados por el partido que preside José María Aznar sobre la estructura que debe tener cada ministerio.El dato es especialmente significativo porque de la actual Secretaría de Estado dependen precisamente las áreas más sensibles para el colectivo de los militares: las actuales direcciones generales de Enseñanza, Servicio Militar, Personal...
La intención del Partido Popular queda todavía más clara si se tiene en cuenta que la formación de Aznar prevé que las actuales direcciones generales de Enseñanza y Servicio Militar queden relegadas al nivel de subdirecciones.
Para Santiago López Valdivielso, portavoz del PP en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, es lógico que los cuarteles generales de los ejércitos "cumplan sus funciones y gestionen las áreas que les corresponden". Así, explica, son los estados mayores militares, y no el núcleo central del ministerio, los que deben elaborar los planes generales de enseñanza de las academias militares o los programas de adiestramiento y reclutamiento de los soldados.
Paso atrás
Este tipo de iniciativas del Partido Popular supondrá un claro paro atrás en el proceso seguido desde que en 1977 se creó el Ministerio de Defensa -a partir de la existencia de tres ministerios: uno por cada ejército- para situar a las Fuerzas Armadas bajo el control del poder político.
El mismo López Valdivielso asume que sí se produce un paso atrás en las tendencias registradas en los últimos años, pero insiste en que cada parte tiene sus propias gestiones que realizar y los cuarteles generales tienen las suyas, sin que por ello se limite al poder político.
Al crearse el ministerio en 1977, el departamento, dirigido entonces por el general Manuel Gutiérrez Mellado, sólo tenía un subsecretario, que era también militar, mientras los jefes de los ejércitos tenían categoría de secretarios de Estado.
En 1984, bajo el ministro Narcís Serra, se produjo el gran salto cualitativo: el ministro contaba con una Secretaría de Estado (de Defensa) y una Subsecretaría (de Administración Militar), pero los jefes de los tres ejércitos quedaron rebajados al nivel de subsecretarios. Al tiempo, la Junta de Jefes de Estado Mayor pasó de ser "órgano de mando de los ejércitos" a "órgano consultivo" del ministro de Defensa.
A la vez que se registraban estos avances, el Ministerio de Defensa fue asumiendo competencias de los cuarteles generales -comoPersonal, Enseñanza o ascensos- frente a la fuerte resistencia de los grupos militares más conservadores, incluidos destacados coroneles o generales que protagonizaron incidentes contra las autoridades civiles.
Los principales argumentos de estos mandos ultraconservadores estaban basados en su apuesta por la llamada "autonomía militar". Aseguraban ellos que, pese a la existencia de un poder civil político, las Fuerzas Armadas también debían tener su propia autonomía independiente del resto de poderes del Estado, hipótesis totalmente incompatible con la existencia de un sistema democrático.
La propia estructura de ese Ministerio de Defensa -tanto en organización como en competencias- y la creación de la figura del Jemad (en 1984) como principal asesor militar del ministro fueron dos claves para eliminar cualquier tentación en esa vía de la "autonomía militar" de la que, además, se deriva una autonomía también en el funcionamiento de cada ejército con respecto a los otros dos.
Espías
El proyecto del Partido Popular va ahora en dirección contraria. Otro ejemplo en relación con ello es el desarrollo de la figura del Jemad. Tanto el actual Gobierno como los populares son partidarios de reforzar ese cargo. De hecho, el Ejecutivo ya lo hizo en el Consejo de Ministros del 16 de febrero. Pero mientras los socialistas han limitado ese refuerzo a los cometidos operativos del primer jefe militar de los ejércitos, es decir, al ejercicio del mando sobre las Fuerzas. Armadas, el PP va mucho más lejos porque incluye bajo el control del Jemad aspectos puramente administrativos.
En ese contexto apunta el Partido Popular la conveniencia de que dependa del Jemad la sanidad militar, hoy coordinada en el ministerio. Pero los populares tienen otro proyecto de mayor trascendencia en esa línea. Así, López Valdivielso ha confirmado que su partido desea crear una división de inteligencia de las Fuerzas Armadas, que se formaría a partir de competencias sustraídas al Cesid (Centro Superior de Información de la Defensa) y de las actuales divisiones de inteligencia de cada ejército. Ese nuevo centro de espionaje, dice, dependería directamente del Jemad.
Por el contrario, la estructura política del Ministerio de Defensa pasará de las actuales 14 direcciones generales a tan sólo cinco: Política de Defensa, Armamento y Material, Personal, Asuntos Económicos y Servicios.
Precedente sospechoso
Pretensiones como las que se derivan del programa del PP en el área de defensa ya quedaron reflejadas en un seminario celebrado en 1995 dentro de las actividades organizadas por la Fundación Cánovas del Castillo, controlada por personas del PP.En él participaron varios militares en la reserva que en el pasado se distinguieron precisamente por su resistencia a las vías abiertas para supeditar a los militares al poder político, como los generales Armando Marchante, Jesús González del Yerro o el coronel Eduardo Fuentes Gómez de Salazar.
Ya en la introducción del cuaderno en el que se recogieron los trabajos de tal seminario se indica textualmente: "La defensa nacional, y particularmente la integración de los ejércitos españoles en el marco de la política general, es y ha sido, desde el siglo XIX, problema constante y deficientemente resuelto". "En las dos' últimas décadas, [las Fuerzas Armadas] han sufrido con ejemplar disciplina una profunda reforma y una paulatina degradación de sus recursos, de su patrimonio y, lo que es más grave", añadía, "de su identidad y de su moral. La Fundación Cánovas del Castillo, consciente de esta grave circunstancia que afecta a una institución básica de todo Estado... "
En el capítulo de ese seminario coordinado por el general Marchante se incluyen frases como éstas: "[El de Defensa] debiera ser uno de los n-iinisterios más reducidos teniendo en cuenta que dispone del asesoramiento y colaboración de cuatro cuarteles generales, nada menos". "La aceptación de la necesidad de que las Fuerzas Armadas tengan una autonomía funcional no se contrapone, en absoluto, a la dirección y al control político de las mismas". "Hay que reducir el aparato burocrático de la Administración del Ministerio de Defensa para dedicar el máximo esfuerzo a los mandos y unidades operativas".
Santiago López Valdivielso, el portavoz popular en la Comisión de Defensa, afirma que el PP no suscribe las conclusiones del citado seminario. No obstante, tanto José María Aznar como él han destacado en dos artículos publicados en enero pasado en Abc que los ejércitos están sumidos en una fuerte crisis "moral" por las decisiones adoptadas desde el ministerio, tesis que se destaca en el folleto editado con las conclusiones del seminario.
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