Londres bloquea medio billón de pesetas de la UE para el Mediterráneo
El otorgamiento de medio billón de pesetas de las ayudas europeas previstas para los 12 países de la ribera sur mediterránea quedó ayer bloqueado en el Consejo de Asuntos Generales de la Unión Europea (UE). El secretario del Foreign Office, Malcolm Rifkind, se opuso a la aprobación del Reglamento Meda, que instituye el mecanismo para distribuir esa cantidad.
El Meda consigna la parte del león de las ayudas financieras de la UE al Mediterráneo pactadas en la cumbre de Cannes, el pasado junio, por un importe de 4.685 millones de ecus (unos 750.000 millones de pesetas) hasta 1999. De ese paquete, Meda supone 3.423,5 millones de ecus (cerca de 550.000 millones de pesetas), y los restantes 1.261 millones de ecus (algo más de 200.000 millones de pesetas) constituyen la renovación de los antiguos protocolos financieros.
De los 1,5 billones de pesetas del Meda, cerca de un tercio, a programar para tres años, se repartirá entre los beneficiarios a medida que firmen los acuerdos euromediterráneos de asociación: en 1995 se pactaron los de Túnez, Israel y Marruecos. Otro tercio se destina a reservas redistribuibles, de forma que cuando los asociados acaben su cuota podrán ampliarla, con lo que se establece un mecanismo de competencia para la correcta absorción de los fondos europeos. Y el tercer tercio se destina a proyectos de cooperación regional: puentes, oleoductos, programas contra la sequía que afecten a varios de los asociados, en un intento de fomentar la colaboración horizontal entre ellos.
Esta normativa entró ayer en la sala del Consejo habiendo vencido su penúltimo obstáculo. España había levantado sus reservas al programa Tacis (ayuda a la ex URSS) tras conseguir que las reglas para concurrir a los concursos públicos quedaran más codificadas y evitar así la tradicional merienda de negros que se producía, según diplomáticos españoles: compañías francesas ganaban el 30% de los concursos. Y se había acordado que las normas del Tacis se aplicarían al Meda.
Pero al paquete de Cannes le quedaba un último listón que superar. Rifkind defendió como "cuestión de principio" que la suspensión de las ayudas en caso de que el país beneficiario viole los derechos humanos se ratificase por unanimidad y no por mayoría. No era un prurito democrático, sino una negativa de Londres a renunciar a la unanimidad en cualquier decisión relacionada con la política exterior de la VE.
La presidenta, Susanna Agnelli, lanzó una propuesta de compromiso: mantener la unanimidad -para salvar a Rifkind-, pero también el compromiso de no utilizar el veto. Entonces, el ministro belga Erik Derycke y el secretario de Estado alemán, Werner Hoyer, se opusieron.Conflicto a medio plazo
EI bloqueo no causa todavía un problema dramático porque todavía hay dinero y aún son pocos los países con acuerdo rubricado. Pero si no se levanta arruinará toda la programación de la política mediterránea europea. Ayer no había mucho optimismo, pues la discusión se planteó sobre "cuestiones de principio", más difíciles de sortear que los litigios de números.
España y Francia insistieron en convocar el Comité de Barcelona -para aplicar el programa adoptado en la Conferencia Euromediterránea-, compuesto, por la troika de los Quince y sus 12 socios sur-mediterráneos. La presidencia ha convocado varias reuniones (Industria y Energía, Cultura Turismo) sin contar con los 12 socios del sur y las ha ubicado en ciudades italianas, con tra el pacto tácito de reparto entre ambas riberas. Ello aumentará las suspicacias de algunos, difícilmente vencidas en el acto fundacional. Al final se quedó en que el comité se constituirá en fe brero, tras el próximo Consejo. El representante español en la troika seguirá siendo Gabriel Busquets.
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