_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Premios y contribuyentes

La ronda de los premios nacionales de literatura ha concluido. Como casi siempre, polémicas y equívocos los han sobrevolado, al margen de lo indiscutible de algunos galardones. Dejo fuera de este comentario el Premio Cervantes, que por sí solo merecería una monografía. Cabe discutir, la conveniencia de que el Estado conceda, premios a las Bellas Artes. Yo creo que si la sociedad española fuera culturalmente más fuerte de lo que es, tales premios podrían sobrar, como podría sobrar (o reducirse mucho), la presencia del Estado en las empresas culturales. Pero dista, sin duda, de ser el caso. Y hay que añadir, o recordar, aunque parezca obvio, que no existe una relación profunda entre los premios y la literatura. El valor estético se halla por encima de la justicia de los hombres. Naturalmente, esta afirmación comprende también al Premio Nobel. Porque si hubiera esa honda relación, don José Echegaray, banquero respetable y pésimo escritor, no habría obtenido el premio de los premios, y, en cambio, la habrían alcanzado escritores excepcionales que se quedaron sin él, como Galdós o Valle que hubieron de sufrir en vida, los ominosos triunfos de don José. Los premios que el Estado otorga deben poseer cierta dosis de ejemplaridad y han de procurar, salvando los errores y omisiones de rigo-, que la excelencia artística sea reconocida para que así los ciudadanos dispongan de un criterio (o de un criterio más) por el que orientarse en la materia. Los premios privados son otra cosa, uno con su dinero puedehacer lo que le da la gana, como aquel escritor andaluz que fallaba, él solo, un premio llamado precisamente Juan Palomo.

Los premios nacionales de literatura, en su etapa democrática no han alcanzado esas necesarias dosis de ejemplaridad. ¿Por qué? Dos causas cabría señalar. La primera es la concurrencia a un solo galardón de obras que están escritas en las cuatro lenguas de España - hablo de los premios que atienden a los géneros tradicionales -. Esta concurrencia suscita algunas perplejidades: ¿con qué criterio se juzgan obras en lenguas diversas?, ¿conocen todos los jurados las distintas lenguas de este país? Como mal menor, pueden manejarse las traducciones, pero casos ha habido, y alguno bien reciente, en que los jurados no han dispuesto de ellas. La concurrencia de las obras se produce en circunstancias heterogéneas: una novela escrita en lengua castellana, seleccionada de entre una cuantiosa producción, se ve obligada a competir con otras, obras extraídas de canteras mucho más exiguas que la suya. ¿Sería muy difícil que cada una de las cuatro literaturas tuviera sus propios premios?

La segunda, causa que puede aducirse sobre esta falta de prestigio de los premios deriva de la composición de los jurados. El Ministerio de Cultura, con un elogiable proposito de neutralidad, combina la designación que lleva a cabo de una parte del jurado con la designación del resto por determinadas instituciones. Esta fórmula combinada plantea algunas incertidumbres. El asunto no tiene fácil solución, pero el actual sistema es insatisfactorio porque no garantiza la absoluta profesionalida de quienes han de fallar los premios.

Quedan. otras cuestiones pendientes y no menores, como los métodos de. votación: la suerte de un premio puede var. también de¡ método ut do. No todo, se dirá, ha. d tar reglamentado ' per adopción de tácticas coni sí debiera estar excluida, siempre ha sucedido, así. ¿puede un jurado no delibe .limitarse mecánicamente,

este tipo. '

Lo que es evi dente es qÍ reglamentos en vigor di .modificarse. Desde lueg, gran literatura, ya lo he d no. va. a resentirse por nac' .esto, pero los contribuye que son.quienes pagan los míos, deben saberque su o ro,se gasta bien. E indicioi de que esto no siempre op. Si hubierw, ocurrido, Juan net, José Manuel Caballer( nald, Ángel González, J., Gil de Biedma Juan Marsi vier Marías, iduardo Me za y Francisco Umbral, í otros, habrían alcanzado a premio nacional. Alguno los escrito-res mencionado nunca lo obtendrán., Otro! lizment e vivos, aún pui conseguirlo. Si -no 10* consil nada-grave va a pasar. Pe dinero de los contribuyenfl debe malgastarse, sea muc poco, tanto. si se destina i gar los- premios literarios ciales, como'a sufragar el er dído público. .

No existe una relaciónprofunda entre- premios -literarlos.y literatura

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_