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El G-7 pondrá 60.000 millones para cerrar Chernóbil antes del año 2000

El acuerdo de cierre de abril estaba a la espera de fijar las ayudas a Ucrania

, Los siete países más industrializados del mundo, el llamado G-7, acordó ayer con Ucrania el cierre de la central nuclear de Chernóbil para antes del año 2000 -sin una fecha precisa por el momento- a cambio de un montante económico de 500 millones de dólares (unos 60.000 millones de pesetas). El acuerdo de cerrar la central que protagonizó el accidente nuclear civil más grave de la historia se tomó el pasado mes de abril, pero Ucrania amenazaba con no cumplir dicho acuerdo mientras no hubiera un compromiso económico por parte de Occidente.

El documento fue firmado ayer por la viceprimera ministra y ministra canadiense de Medio Ambiente Sheila Copps -en nombre de los países miembros del G-7, ya que Canadá ostenta la presidencia del grupo este año-, y el ministro ucraniano de Medio Ambiente y de seguridad nuclear Yuri Kostenko.La firma de este protocolo de acuerdo ha llegado tras cuatro años de discusiones en el seno del grupo de trabajo del G-7 sobre la seguridad nuclear. Como contrapartida al cierre de la central de Chernóbil, de aquí al término del año 2000, los países miembros del G-7 se comprometen a ayudar al Gobierno ucraniano con un total de 500 millones de dólares para que realice el cierre definitivo de la central y para que pueda poner en marcha diversos programas que sustituyan a la energía que produce todavía hoy dicha central nuclear o para que pueda desarrollar fuentes energéticas fiables alternativas. La cifra acordada ayer dista mucho de la pedida en un principio por Ucrania, que en mayo de 1994 aseguraba que necesitaría 3.000 millones de dólares para realizar el cierre que el G-7 viene pidiendo insistentemente a esta república ex soviética. El G-7 lo forman Canadá, Japón, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia e Italia.

El accidente nuclear de Chernóbil, al estallar el reactor número cuatro de la central, tuvo lugar en abril de 1986 y contaminó un área tan amplia como tres veces Bélgica, según datos evaluados posteriormente. El Ministerio de Salud ucraniano ha reconocido que la catástrofe causó entre 8.000 y 10.000 víctimas mortales, pero la organización ecologista Greenpeace calcula en medio millón el número de personas que verán acelerada su muerte en los próximos 15 años por la radiactividad escapada de la central. El número total de evacuados y realojados entre 1986 y 1991 fue de 189.000 personas, según un estudio publicado por la Sociedad Nuclear Española, que alerta sobre la principal secuela a largo plazo: la aparición de cáncer de tiroides entre los niños.

Desde aquel fatídico accidente, Occidente ha visto la central de Chernóbil como una grave amenaza latente contra su seguridad. En repetidas ocasiones, y en diversos foros internacionales se ha pedido el cierre de la central debido a la escasa seguridad de que dispone la instalación. En abril de 1994 se hizo una de las últimas súplicas al respecto, cuando en la conferencia sobre la seguridad de la central, celebrada en Viena, los expertos rogaron a Ucrania su cierre. Diversos países, entre ellos España, ya ofrecieron entonces dinero para desarrollar energías alternativas, pero Ucrania no estaba aún por la labor y anunció que los reactores seguirían funcionando.

En abril de este año, sin embargo, llegó el gran acuerdo con el G-7 de cerrar la central antes del año 2000. Tras la promesa de una ayuda económica sin especificar, el presidente ucraniano Leónid Kuchma anunciaba su intención de plegarse a los deseos de Occidente.

Para Ucrania, el problema es que en Chernóbil trabajan 7.000 personas, que la vida de la instalación está vinculada a la población de la vecina localidad de Slovutich, de 20.000 habitantes, y que para mantener el nivel de producción de energía debe ahora construir una nueva central de gas.

Canadá y Ucrania firmaron, además ayer en Ottawa un acuerdo bilateral de cooperacion nuclear que "abrirá la vía al comercio bilateral de material y de equipamiento nuclares con fines pacíficos", según anunció el ministro canadiense de Asuntos Exteriores. Este acuerdo "ayudará igualmente a Ucrania a satisfacer sus crecientes necesidades de energía", precisó la misma fuente.

"Este nuevo entendimiento permitirá a la industria nuclear canadiense aprovechar las perspectivas comerciales sosteniendo la reestructuración del sector energético ucraniano", ha indicado este mismo ministro, André Ouellet, en un comunicado.

"Canadá posee una gran experiencia en lo que concierne a la producción de energía nuclear y de otras aplicaciones pacíficas de la tecnología nuclear", añadió Ouellet. "Nuestra industria puede contribuir de forma decisiva a la seguridad, a la modernización y al crecimiento de Ucrania".

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