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ELECCIONES EN RUSIA

Ziugánov, la nostalgia de la 'gran Rusia soviética'

El líder comunista quiere recuperar las fronteras de la URSS, respeta a Stalin y es lector de la Biblia y el Corán

Pilar Bonet

, Si el líder del Partido Comunista de Rusia, Guennadi Ziugánov, llegara a ser el presidente del Estado, los dos últimos ilustres inquilinos del Kremlin tendrían motivos más que sobrados para poner los pies en polvorosa, y los dos por la misma razón: por haber engañado al hombre que hoy tiene el mayor respaldo popular en el país tras las elecciones legislativas celebradas el pasado domingo.Ziugánov, de 51 años, tiene una animadversión visceral hacia el ex presidente de la Unión Soviética, Mijaíl Gorbachov, que se trasluce incluso cuando intenta mantener la calma.

Recientemente, aseguraba que "no puede haber perdón" para Mijaíl Gorbachov, al que considera un traidor de la causa comunista, y más aún: un traidor de sus amigos, de sus aliados, de sus banderas, de su patria y de sus paisanos.

Entre otras cosas, Guennadi Ziugánov acusa a Mijaíl Gorbachov del estallido de los numerosos conflictos étnicos que han asolado el territorio de la antigua Unión Soviética, de "una guerra civil en la que murieron 600.000 personas, más de un millón fueron heridas y seis millones se convirtieron en refugiados". Cualquier individuo normal, asegura Ziugánov, habría devuelto el premio Nobel de la Paz, pero Gorbachov "continúa engañando y calumniando a los que traicionó", señala.

Su actitud hacia el actual presidente ruso, Borís Yeltsin, no es más lisonjera. Dice directamente que es un delincuente, al igual que los dirigentes de Bielorrusia y de Ucrania que sellaron la desaparición de la Unión Soviética en un bosque de Bielorrusia en diciembre de 1991.

Ziugánov acusa a Yeltsin de haber organizado una provocación para poder tirotear la sede piel Parlamento en 1993, de halber disuelto ilegalmente los sóviets (órganos de poder, en los que se basaba el sistema político en la Unión Soviética) y de haber permitido todo tipo de ilegalidades en la privatización de los bienes del Estado.

Ziugánov se reconoce culpable tanto frente a Gorbachov, para quien trabajó en las estructuras del Comité Central del Partido Comunista de la URSS (PCUS), como frente a Borís Yeltsin, y lo reconoce públicaimente. "Tengo de qué arrepentirme", señalaba en su obra El

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Drama del Poder. "Me culpo de que habiendo estado en el Olimpo Político no tuve ni tiempo ni posibilidad de desenmascarar completamente aquella estructura mafiosa que de hecho destruyó el Estado".

En un reciente debate político por televisión, Ziugánov consideró que los comunistas se habían portado como "atontados" frente a la política que había realizado Borís Yeltsin cuando pasó a dirigir el Parlamento ruso en 1990..

El líder comunista lamenta hoy que los comunistas votasen la declaración de soberanía de Rusia que propuso Yeltsin, que apoyasen la creación de la presidencia de Rusia y que ratificasen el tratado que acabó con la Unión Soviética.

Ziugánov, que nació en la provincia rusa de Oriol, fue maestro rural y después de estudiar física y matemáticas ingresó en la Academia de Ciencias Sociales del Comité Central del PCUS.

En 1966 ingresó en el Partido Comunista, hizo carrera en su organización juvenil y pasó a la organización comunista provincial. En 1983 llegó a Moscú para trabajar en la sección de Propaganda del Comité Central, donde ocupó diversos cargos.

En el aparato central, se dedicó a los problemas del Cáucaso y de ahí le viene un especial interés por los conflictos interétnicos y el deseo de buscar una solución para la guerra de Chechenia. En sus conversaciones y entrevistas suele jactarse de conocer bien el problema de Chechenia y de haber logrado reconciliar á dos clanes enfrentados en aquella república caucásica.

Desde 1990, Ziugánov fue uno de los líderes de la oposición interna ortodoxa contra Gorbachov dentro del Partido Comunista. Ese mismo año, pasó a ser uno de los dirigentes del Partido Comunista de la Federación Rusa, donde tenía a su cargo cuestiones de ideología y relaciones con otros movimientos sociales y políticos. Aficionado a la pluma, ha publicado numerosos artículos en los medios de comunicación de orientación patriótica.

Fue uno de los autores de un famoso manifiesto publicado en julio de 1991 con el título La Palabra al Pueblo, considerado como la base ideológica de los golpistas de agosto de 1991. En 1992, cuando los comunistas habían perdido ya sus prebendas y sus propiedades, se convirtió en uno de los líderes del Frente de Salvación Nacional, una organización que trató de unir a toda la oposición de izquierdas y nacionalista y que se desintegró tras el cañoneo del parlamento en octubre de 1993.

La nostalgia del Estado fuerte, de la Derzhava, que es la palabra rusa que corresponde á este concepto, impregna el discurso de Ziugánov. En su libro, titulado precisamente así Derzhavá, el líder comunista dice que Rusia es "inconcebible" fuera de la Unión Soviética y que por si sola "no puede existir en calidad de Estado pleno".

"Al hablar de la Gran Rusia, entendemos -con estás palabras el Estado ruso, por supuesto, incluyendo todos los territorios en los cuales viven rusos o población rusohablante", señala en la citada obra. Las fronteras de la Gran Rusia, afirma, "no se diferenciarán sustancialmente de las fronteras de la Unión Soviética".

En su mentalidad está la ideó de que existe una conjura dirigida contra Rusia desde Occidente, y a menudo suele invocar su propia experiencia como persona que tuvo acceso a documentos confidenciales en el Partido Comunista de la URSS para indicar que él conoce bien cómo trabajan los servicios secretos occidentales.

El líder de los comunistas rusos es respetuoso con Stalin y por razones profesionales tuvo qué leer la Biblia y el Corán con un lápiz rojo para subrayar. Su respeto por los libros sagrados se ha reflejado en la tolerancia respecto a la fe religiosa de los militantes. La bandera rusa tricolor le causa menos respeto, ya que Ziugánov la considera estandarte manchado por haber sido utilizado por los fascistas rusos que luchaban junto a Hitler en la Segunda Guerra Mundial.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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