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"La Unión Europea ha sido nuestra fuente de inspiración"

Juan Carlos Sanz

El jefe de Estado de Uruguay adorna sus frases con una cita de Aristóteles o un proverbio árabe y, en la intempestiva tarde madrileña, transmite la cálida cordialidad del oriente del Río de la Plata. Al igual que a Felipe González en la Unión Europea (UE), al colorado (socialdemócrata) Julio María Sanguinetti, de 59 años, le ha tocado presidir este semestre Mercosur, la organización regional latinoamericana que -según dice- más de cerca sigue los pasos del modelo de construcción europea.Pregunta. ¿Qué significa para Mercosur (Brasil, Paraguay, Argentina y Uruguay), el acuerdo con la UE?

Respuesta. Tiene una significación pluridimensional. La primera, la expresión de la personalidad política que, más allá de lo económico, ya tiene la UE y que está adquiriendo Mercosur. La segunda, porque es la primera vez que se produce una asociación económica entre dos regiones del planeta: poner en marcha un mercado común de casi 600 millones de personas. Y, una tercera dimensión muy importante, constatar que el comercio entre la UE y Mercosur se ha ampliado. Europa, nuestro primer cliente, ha duplicado (con un crecimiento del 112%) en, los últimos cuatro años sus cifras de intercambios con nuestros cuatro países y, en término de inversiones extranjeras, ocupa el primer lugar. Partimos de una realidad; no estamos dando un paso voluntarista ni se trata de alcanzar un sueño: es un acto de lucidez.

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P. ¿La UE es un modelo de integración para los países latinoamericanos?

R. En cierto modo lo ha sido. Históricamente ha habido proyectos de integración exitosos y otros no tanto. En los años sesenta, América Latina vivió un espíritu de unidad bolivariano. Se hicieron avances, pero fueron muy lentos y proteccionistas porque cuando hay demasiados países todo marcha a la velocidad del más lento. Posteriormente, se trató de habilitar acuerdos regionales, como el Pacto Andino. El último paso ha sido Mercosur, que trata de crear un espacio común para generar unas economías de escala para integrarnos mejor en el mundo. Es un proceso de integración abierto y flexible, pero con vocación universal. La UE ha sido nuestro modelo, nuestra fuente de inspiración y nuestro horizonte. Por eso firmamos este acuerdo, sin duda histórico, en Madrid, que además tiene la significación simbólica de un reencuentro de una misma civilización. La lengua no es sólo un modo de comunicarse, es también un modo de pensar, de sentir. La historia no es un ejercicio de nostalgia: es la propia identidad, la explicación de cómo somos y, en consecuencia, es irrenunciable. Somos la proyección de Portugal y de España en el continente americano.

P. Se ha dicho que el acuerdo UE-Mercosur es un espaldazaro democrático frente al reciente pasado de dictaduras militares en Latinoamérica.

R. La historia de América Latina ha sido bastante variada. Uruguay, por ejemplo, ha tenido una larga tradición democrática. Pero también tuvimos entre 1973 y 1984 nuestro eclipse, del cual afortunadamente salimos. A mi me tocó en el año 1985 presidir el primer Gobierno democrático libremente elegido tras la dictadura. Hoy está muy consolidada la democracia en nuestros países, como lo está en una Europa que también ha vivido los mismos eclipses y que, por suerte, los ha superado.

P. ¿Los países pequeños de Mercosur, Paraguay y Uruguay, no temen ser engullidos por gigantes económicos como Brasil y Argentina?

R. El asunto no es sobre grandes y pequeños. Sino de niveles de evolución social. Holanda y Bélgica son países pequeños y, sin embargo, están más desarrollados que otros países europeos. Entre nosotros hay también asimetrías. No hay duda de que el país más fuerte de los cuatro es Brasil, aunque también es el que tiene mayores desniveles regionales y de desarrollo.

P. ¿Las excepciones y salvaguardas al desarme arancelario pueden convertir a Mercosur en un mercado común excesivamente proteccionista?

R. Naturalmente, hay que poner todos los mecanismos para habilitar una transición. Pero lo importante es seguir avanzando. Claro que hay productos que no exportamos a terceros países, como maquinarias y equipos, y que no tienen fijado un precio internacional. Aquí se dan las mayores dificultades de inserción.

P. ¿Se van a incorporar nuevos países a Mercosur? ¿Bolivia? ¿Tal vez Chile?

R. Tanto Chile como Bolivia han solicitado su ingreso. Con Bolivia hemos avanzado bastante y ya hemos firmado un acuerdo marco que nos permite comenzar el proceso de asociación. Pero con Chile aún no hemos podido lograrlo. Es un poco más difícil técnicamente porque Chile tiene un arancel externo más bajo que el establecido en el seno de Mercosur. Tenemos que tratar de avanzar con cautela, sin desarmar lo que nos ha costado tanto trabajo crear. Chile, que optó por su estrategia [en alusión a su fallida asociación al Tratado de Libre Comercio en Norteamérica], tiene hoy la voluntad de entrar en Mercosur. Y esto es bueno para todos.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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